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Ola de sopor en la avenida de España

La marcha cansina de los trabajos de remodelación en el céntrico vial empieza a hastiar a vecinos y comerciantes Carballo apremia mejoras en la calle Padre Santalla

Para los transeúntes el paseo por la zona de obras resulta laberíntico

Publicado por
Ana Rubio / R. Arias - ponferrada
Ponferrada

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Bajo el petrificante sol del mediodía el paseante teme haber perdido de repente el sentido de la orientación. La senda polvorienta recorrida apenas unos minutos antes ahora ya no existe, y se ve encarcelado en un laberinto de vallas metálicas. Es, sin embargo, unos de los efectos más comunes, derivados de las obras de remodelación emprendidas hace ya más de tres mes en la avenida de España. Aunque quienes comienzan a notar los perjuicios de la marcha cansina de los trabajos que se adjudicaron por 800.000 euros a la constructora CRS son los propietarios de negocios en este eje eminentemente comercial. La mayoría de ellos, consultados ayer por este periódico, consideran que el ritmo de las labores es «demasiado lento» y no confían en que todo este listo a principios de septiembre, tal y como ha prometido el Ayuntamiento. Es el caso de Margarita, propietaria de un Todo a Mil . Afirma que el último mes de julio ha visto a muy pocos obreros en activo. «Aunque en los últimos días se han observado grandes avances», acaba precisando. En la librería Granja Garnelo, otro de los establecimientos en el tramo en obras, se tiran de los pelos. «Esto es un completo horror desde el comienzo». Y a renglón seguido, la dependienta apunta ya la queja preferida de sus colegas: «Los vendedores estamos pagando muy duro por todo esto». Los ingresos han disminuido en las tiendas. El propietario de la ferretería Silva opina que las obras se están realizando «de forma improvisada y mal, perjudicando -agrega- a todos los comerciantes». «El porcentaje de pérdidas en la ferretería es de un 40% -asegura su dueño-, pero en algunos establecimientos ha descendido hasta un 70 %, e incluso en ocasiones se han visto obligados a cerrar temporalmente». El juicio de la empleada de la cafetería Luna es casi un calco. «Es muy difícil sacar el negocio adelante, pagar la renta y a los empleados en situaciones como esta», comenta mientras observa los ejercicios de funambulista de un cliente para acceder al local. Los hay, sin embargo, más transigentes. Que prefieren ver los beneficios que la remodelación les procurará una vez concluida la urbanización, que nadie duda que resultará tan atractiva como otras del centro de la ciudad. Es el caso de Rebeca, la propietaria de una zapatería del mismo nombre. «Los operarios se precocupan mucho por los comerciantes», afirma aun reconociendo que su negocio también ha sido víctima de la bajada de ventas. «La gente debería ser más transigente con los obreros, el que quiere comprar lo va a hacer igualmente», remarca la dependienta de una tienda de deportes, que interpreta que las ventas siempre «veranean» en julio y agosto.

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