Diario de León

| Entrevista | Miguel y José Luis Morán |

«Siempre volvemos a San Facundo para recargar fuerzas» «Apoyamos a los grupos que eran la antítesis de la movida madrileña»

Los hermanos Morán dejaron el Bierzo huyendo de la mina y han convertido el Festival de Benicasim en un acontecimiento mundial. Ahora proyectan un festival celta en San Facundo

Los hermanos José Luis y Miguel Morán están pasando unos días de descanso en San Facundo, su pueblo

Los hermanos José Luis y Miguel Morán están pasando unos días de descanso en San Facundo, su pueblo

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M. Á. Cebrones - bembibre | corresponsal
León

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Los hermanos Morán, Miguel y José Luis, nacieron en la localidad de San Facundo, en el municipio de Torre del Bierzo, hace 42 y 37 años respectivamente. Ambos abandonaron el Bierzo en plena adolescencia, con la intención de «ampliar horizontes y buscarse la vida» fuera del futuro que les deparaba la mina. Ninguno de ellos quiso continuar los estudios más allá del Bachillerato, una decisión de la que apenas han tenido tiempo de arrepentirse. José Luis llega a asegurar que «la propia vida te da muchos conocimientos, es la mejor universidad» aunque manifiesta que sí le gustaría hablar inglés perfectamente. Los dos comenzaron trabajando en la sala de conciertos madrileña Maravillas, de la que con el tiempo llegaron a ser propietarios. Con posterioridad pusieron en marcha la idea de crear un encuentro de música pop-rock con el que poder acercar actuaciones muy variadas al mayor número posible de público. Esa idea ha desbordado todas las expectativas de los promotores. En diez años, el Festival de Benicasim se ha convertido en uno de los acontecimientos musicales de mayor renombre mundial para cuyo desarrollo se ha creado una empresa de organización en la que trabajan 15 personas durante todo el año. En la última edición, han sido casi 120 los grupos participantes y más de 30.000 personas las que han pasado por el festival en sus cinco días de duración. Ahora que se plantean hacer algo parecido con la música celta en San Facundo es buen momento para recordar como comenzó todo. -¿Cómo surgió la idea del festival y su desarrollo en Benicasim? -M.M. Fue un planteamiento un poco de semi-juego, porque nunca imaginamos que llegara a donde está. Pensamos en ello en 1993, y realizarlo en Benicasim vino por unos amigos que vivían allí, con los que habíamos perdido un poco el contacto. Les hablamos de la propuesta y a partir de ahí todo fue rodado. -J.L.M. La idea surge porque éramos mentes un poco inquietas y los cuatro que empezamos teníamos nuestros negocios un poco dirigidos a la música independiente; Luis Calvo, de Bembibre, con su sello Elephant Records, Joaquín con la revista Espiral y nosotros con la Sala Maravillas. De hecho todos trabajábamos también en la sala Maravillas. Luis nos ponía música, Joaquín hacía promoción y contratación y nosotros la dirigíamos. Todos con la idea de apoyar la música que comenzaba a hacerse en España, a principios de los noventa, con grupos que cantaban en inglés y eran un poco la antítesis a la movida madrileña. Todo ese movimiento que comenzaba en España nos parecía que podía tener su punto más fuerte en un festival, uniendo todos esos grupos bajo el paraguas de otros internacionales que tenían más fuerza. -Un festival como el vuestro transmite algo más que música? -J.L.M. Nació inspirado en los festivales ingleses que tienen más de 30 años de historia. Observamos que durante estos festivales ocurren un montón de cosas, a nivel de comunicación. El nivel de tolerancia es mucho mayor al de la vida normal. Todo esto metido en una batidora nos hizo creer que era posible desarrollarlo en España. -¿Pensasteis en algún momento que este festival llegara al nivel alcanzado? -M.M. Siempre las metas que nos ponemos suelen ser importantes, pero llegar donde se ha llegado la verdad es que no lo imaginamos, por la importancia alcanzada no solo en España si no también fuera. -J.L.M. De hecho hay que destacar que casi el 30 por ciento del público que asiste viene de fuera de nuestro país y ese es un buen reconocimiento. El año de más asistencia fue el 2002, en que se agotaron las entradas con 35.000 participantes -¿Fue difícil lograr la infraestructura necesaria para un evento de esta importancia? -M.M. Ha habido muchos cambios desde luego, el primer año fue un desastre por la falta de infraestructuras, asistieron 7.000 personas. A base de negociaciones y más negociaciones se ha conseguido que inviertan allí tanto el Ayuntamiento como la Generalitat, pero ha costado mucho, ha llevado años. Las cosas conseguidas han sido a base de pelearlas mucho, mucho. Pero ahora es cierto que tenemos un recinto importante aunque sigue precisando mejoras. -¿Qué ha sido lo más difícil en la organización del festival? -J.L.M. Quizás el apartado más complicado en un comienzo fue la contratación artística, porque no teníamos ninguna referencia del mercado, las agencias desconfiaban un poco de nosotros y había que salvar las reticencias que los promotores establecidos en España nos pusieron. Éramos competencia en un sector en que no hay mucho equilibrio y hay más zancadillas que alegrías. Con el tiempo se ha ido suavizando, la contratación es mucho más sencilla y ya hay unas referencias sobre Benicasim que favorecen. -¿Qué es lo que mas satisfacción produce tras el desarrollo del festival? M.M.- Lo satisfactorio es cuando termina. Has pasado meses sometido a muchísima presión y la mayor alegría es cuando se termina, en la fiesta de despedida de la playa, cuando todo ha salido bien. -La orientación hacia la música nació del Maravillas y el festival? -J.L.M. No. Una de las razones por las que me fui del Bierzo fue para aprender a tocar la batería y montar un grupo, pero al final derivó por otros caminos aunque nunca pensé en verme en la organización de un festival y menos de esta envergadura. Y aprendí a tocar la batería, pero era mediocre y dejé de tocarla hace cinco años. -M.M. Siempre me gustó escuchar música. Nunca me plantee tocarla. -¿Disfrutáis los conciertos que organizáis? -J.L.M. No los vemos. Todo está muy organizado pero siempre hay que controlar todo. Este año, que estuvimos más desahogados he visto un concierto de los casi 120. -¿Recordáis alguna anécdota especial de los conciertos que habéis organizado? -J.L.M. La visita de los padres de Robert Smith el cantante de The Cure, que estuvieron subidos al escenario viendo toda la actuación. Era simpático ver dos personas de más de 70 años observando la actuación de su hijo con este tipo de música. -M.M. Björk, que quiso que se enviara una limusina con chófer que hablara inglés al aeropuerto de Barcelona a buscar a su hijo para que estuviera en el concierto. Eso, un domingo a las once de la mañana dio problemas, pero se consiguió. -Abandonásteis San Facundo porque no veíais un futuro aquí, pero es el sitio al que volvéis. -J.L.M. Me produce una tranquilidad especial, es el sitio del mundo donde más me relajo. Tal vez por la sincronía del lugar donde has nacido y los cambios lo hacen genial. Cuando nos fuimos era una aldea en un estado de deterioro grande, ahora está todo rehabilitado e incluso ha crecido. -M.M. Venir después del festival es recargar fuerzas. Aquí están nuestros padres y es otro gran motivo, y esto es el Bierzo, y el Bierzo es muy bonito.

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