| Análisis | La trastienda de un embargo |
Una subasta desierta
El resultado de la puja no significa que los grabados no hayan despertado el interés de los compradores de arte internacional
Los ocho grabados embargados por el Banco Simeón a Comercializadora Berciana de Pizarras, una empresa que quebró a pesar de recibir medio millón de euros en ayudas del Plan del Carbón, permanecen en dependencias de la entidad bancaria con todas las medidas de seguridad, incluido el habitual seguro de robo. Nadie contaba con que salieran del banco para la subasta y también se veía venir, en vista de no se había presentado ningún aval para participar en la puja, que el juzgado la declararía desierta. Nunca antes se había convocado en Ponferrada una subasta de obras de arte que incluyera en el lote obras de Picasso, Chagall o Miró y a primera vista puede parecer extraño que ningún marchante, ni coleccionista privado se haya atrevido a pujar por los grabados. El elevado precio de tasación, especialmente de las obras que no aparecen firmadas por Picasso y Chagall, la caída que ha experimentado el mercado del arte en las últimas semanas y quién sabe si algún tipo de acuerdo privado entre la entidad bancaria y algún comprador, pueden explicar el resultado de la subasta.