Diario de León

El delegado de Diario de León reclama para la villa el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia

Arias alaba la tenacidad y la convivencia de los bembibreses para abrir las fiestas

El pregonero insistió en que la villa debe ser uno de los ejes industriales de la comarca

Roberto Arias en un momento de su pregón, escoltado por el alcalde de Bembibre, Jesús Esteban

Roberto Arias en un momento de su pregón, escoltado por el alcalde de Bembibre, Jesús Esteban

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C. Fidalgo /M. Á Cebrones - bembibre
León

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El delegado del Diario de León en el Bierzo, Roberto Arias Fernández, abrió anoche las fiestas del Cristo en Bembibre con un pregón en el que pidió para sus vecinos, bercianos y emigrantes de lugares tan dispares y tan lejanos como Pakistán y Cabo Verde, el Premio Príncipe de Asturias a la concordia por su ejemplar convivencia multirracial. Arias aseguró, en un discurso elogioso, que la villa de Bembibre «es digna de admiración por haberse convertido en una especie de Sorbona del respeto, acaso la Universidad con mayor número de doctores del mundo, porque los diez mil habitantes de este municipio merecen tal título académico». Y es que el delegado de Diario de León en el Bierzo entiende que la convivencia de los bembibrenses, además de su carácter numantino en los conflictos mineros, es una de sus mayores cualidades. «Si desde esta tribuna lo proclamarán Luis del Olmo o Iñaki Gabilondo, estoy seguro que de que algún notable tomaría buena nota de que este pueblo debiera ser merecedor de algunos de esos premios Príncipe de Asturias que se otorgan cada año a la concordia», manifestó. Arias, natural de Santa Marina del Sil, rememoró cómo descubrió el carácter indómito de los bembibrenses durante el conflicto minero de noviembre de 1996. «Ha sido lo más cerca que este periodista ha estado jamás de un conflicto bélico, corriendo como un vecino más, como un minero más.. también como una sombra de héroe despavorido... entre las pelotas de goma de los antidisturbios que volaban locas y ciegas». Y es que el pregonero de las fiestas aseguró que Bembibre «siempre se ha mostrado desprendida y extrañamente jovial como campo de batalla en las contiendas que las cuencas han ido librando frente a las administraciones y en las que ineludiblemente se han ido dejando la piel». «Tenaces, corajudos y pendencieros», alabó Arias a los bembibrenses, -«insistente, tenaz y rayano a veces en lo testarudo», había dicho del alcalde. Para Arias, Bembibre ha sido «Numancia guerrera en la batalla», y por eso debe mirar ahora al futuro. «No se puede seguir mirando de manera impasible hacia el porvenir de los pozos. Hay que convertir Bembibre en uno de los ejes industriales de esta comarca», reclamó en presencia del alcalde, el socialista Jesús Esteban. No faltaron referencias al pasado de la villa, a su vinculación con Gil y Carrasco a través de la novela El Señor de Bembibre, a su temprana inclinación por el cine, de la mano de Demetrio Merayo. Y su discurso terminó, como manda la tradición, con una llamada a vivir la fiesta. «Bembibrenses, hay que empezar a apurar, a devorar con fruición, este delicioso sorbete festivo, no sin antes alcanzar un pacto con ese Cristo encarnado de ahí abajo» -dijo refiriéndose a la Iglesia de San Pedro- para que no nos llueva ni un día. Y que si llueve, que nos convierta el agua en vino y las ranas de las charcas en percebes. Que este divino patrón vuestro ya hizo algo parecido no sé bien en que bodas multitudinarias. Y no hace tantas décadas, salvo que este Cristo tenga demasiada buena prensa, fue capaz de parar el solito una huelga general y aún salir a hombres de los convocantes», concluyó, en referencia al famoso Cristo rojo respetado por los mineros asturianos que quemaron la iglesia en 1934, porque era, decían «de los nuestros».

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