A pie de tolva

CON mal pie hemos empezado la vendimia, no ha sido un verano muy caluroso, superamos los temores de las lluvias de agosto, la uva se recuperó y entró en septiembre prácticamente madura. Todo auguraba una buena cosecha, pero las tormentas de los primeros días de septiembre acabaron con las esperanzas, ahora mismo dicen que se ha perdido más de la mitad. No podía creer hasta que no tuve la oportunidad de acercarme a las viñas, durante estos días he podido observar de cerca el proceso degenerativo, los racimos aparentemente lustrosos, al tocarlos se deshacían y rompían por su alto contenido en agua, cuando no estaban podridos completamente. La semana pasada todavía se podía ver a algunos pequeños viticultores, en un intento de sofocar el desastre, echando sulfato a diestro y siniestro como si fuesen polvos mágicos que pudiesen transformar la realidad. No nos debería de pillar por sorpresa, si preguntamos a los agricultores más viejos, recordarán alguna cosecha similar a la de este año, y es que la naturaleza sabe más que nosotros, nos da y nos quita en un intento de equilibrar la balanza. Los ciclos naturales se repiten al menos cada diez años y si retrocedemos en el tiempo seguro que encontramos alguno similar. Este fin de semana, cuando aún no habían abierto la vendimia las cooperativas, muchas bodegas comenzaron la recolección por miedo a encontrarse con la uva en avanzado estado de podredumbre. El periodo de recolección no se prolongará mucho en el tiempo si vuelven a aparecer las lluvias, es posible que no. A juicio de algunos, en esta vendimia no podremos esperar grandes vinos, las bodegas tendrán que ser consecuentes con lo que van a ofertar al mercado. Pero el problema no reside tanto en la calidad de los vinos, sino en las inversiones llevadas a cabo por pequeñas bodegas y viticultores, animados por la buena cosecha del año pasado y la creciente expansión de la comercialización tanto en el mercado nacional, como en el exterior. No es de extrañar que durante el verano hubiese visitas de distintos wine makers de renombre y grupos de bodegas. Se sabe por el popular sistema del boca-oreja, que Martín Codax ya tiene sus depósitos instalados en Cacabelos y que es el segundo año que elabora o eso dicen. Se comenta que el riojano R, estuvo por aquí interesándose por la mencía, que P S, enólogo floreado de la Ribera también quiere hacer un Bierzo a su estilo garaje personal. Este año iremos hacia delante aunque la naturaleza nos lo ponga difícil.