Diario de León
Publicado por
ALEJANDRO J. GARCÍA NISTAL
León

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DEJAR a los muertos en paz no significa dejarlos en las cunetas, en los claros de un bosque o entre los riscos de un monte perdido. No. Todo familiar tiene derecho a dar merecida honra a los restos fúnebres de sus ancestros. Así ha sido desde que el hombre es hombre en sus más diversas formas y religiones. Y comienzo así mi esta reflexión semanal porque muchas son las familias que a mí se han dirigido, se lo aseguro, para manifestar su hartura con ese afán de eliminar símbolos de honores a fallecidos en la Guerra Civil. Muchas personas, más de las que creemos, se callan para que no se les llame fachas y lindezas peores. Incluso entre nosotros, la clase periodística, inconscientemente titulamos noticias de ese ámbito como «La caída del comandande Manso, el represor de Villafranca», al retirar un monolito al susodicho héroe para unos, villano para otros. Ahí no entro. Recuerdo como en Cacabelos se quería hace semanas honrar con otro monolito o sinónimo a los caídos sólo por la República. Y se armaba la marimorena política. Hay mucho odio, mucha rabia contenida, mucho deseo de venganza que estamos transmitiendo a las generaciones de la Democracia. No tengo espacio, sí ganas, de demostrar con cifras y hechos públicos y publicados cómo en tres años de guerra en las zonas «rojas» (qué estupideces de calificativos) se reprimió severamente sin juicios y sin motivos, se quemó, se violó... Si multiplicamos hasta 40 los años que duró la dictadura franquista, tendremos cifras equivalentes escalofriantes si hubiese vencido el otro bando. Las bestias no entienden de colores. Que sí, que luego unos tuvieron cuatro décadas de desquite, pero ustedes saben que lo que tenemos que hacer es dar pensiones a los encarcelados de los dos contendientes, restituir sus estudios, sus grados militares, sus posesiones en la medida que se pueda como se ha hecho con las propiedades de los sindicatos, hay que proclamar de una vez el fin de todo esto. Poner monolitos recordando a todos. A TODOS. No seamos revanchistas por favor, demos una lección de paz y convivencia. Comiendo en casa, mi madre recuerda las crueldades de los «rojos» a mis tíos paternos de Madrid. Contrataca mi abuela con el paseillo, el aceite de ricino y otras burradas a mi tío abuelo materno en Astorga por los «azules», al topo que escondieron...Comienza la discusión, las dos Españas. A mi hijo de cinco años le intento educar en el amor. No utilicen a los muertos para politiquear.

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