Historia de un batiburrillo

ESTA es la historia de un batiburrillo de acontecimientos. Érase que había cinco teatros (y cines) en Ponferrada. Contrariamente a mis deseos no conozco mucho mundo, pero no creo que sea éste un caso común, teniendo en cuenta proporciones urbanísticas y demográficas. Principal, Adriano, Morán, Edesa y Bergidum eran todos los nombres. El primero,en el ahora I.E.S. Gil y Carrasco, derribado en 1963, ya es muy lejos para objetar nada. El segundo es todavía una fachada escondida entre comercios de mandiles y calcetines, a un extremo de la calle del cristo, cerca de donde pilufo hace vida diaria. Supuesta penumbra de restos dentro, algún tesdoro habrá. Pueden ustedes renovar o aumentar su armario en el antiguo espacio del tercero, ahora Mango y alrededores. Donde el cuarto hay ahora un edificio con comercio de jamones muy elegante al noroeste de la fuente de Lazúrtegui. El último vivió, durmió un profundo sueño y lo despertaron y sigue llamándose Bergidum y es el Teatro, el superviviente. El cine está a veinte minutos andando, en unas afueras que aspiran a centro. Un recién llegado que desbanca a los tres únicos reductos chapuceros que ofrecían consuelo de la pérdida de lo anterior. Dicen los que saben que lo presente también se queda en aproximación a lo debido. Y la escuela de cine, que fue nuestro Hospital,estrena su cuarto año de andadura dura con dudosa trayectoria que va pariendo alumnos y ya ex alumnos que nunca recomendarían a un amigo que venga a matricularse, que apechugaron con casrencias que no les tocaban por ser los primeros, que, a pesar, se lo pasaron bien, consolidaron amistades de las de para siempre y algunos van a quedarse a sembrar aquí y desde aquí. Hubo un esplendor que mientras lo era no se sabía. Pasando la decadencia llegaron ideas nuevas y perspectivas e intenciones, y nuevas miras y feos obstáculos y tiempos nuevos y nueva gente más los de siempre, que siguieron y siguen queriendo renovar, perpetuar, mantener, rescatar, ya sea realista o fantasiosa o presuntuosamente, que de todo tendrá que haber y hay. Ánimo para los amantes del cine que luchan y confían en el buen andar de un pequeño festival que quiere ser grande. Pasen a cámara rápida el desarrollo del cine y teatro de Ponferrada, siempre hirviendo, creando y destruyendo lo creado, lamentando pérdidas evitables. Hagamos lo posible por no meter la pata, está en nuestras manos como generación viviente y presente