| Un día muy especial | La muerte como la vida |
Flores y rezos para el recuerdo
Más de veinte mil personas acudieron ayer al cementerio de Ponferrada para honrar a sus seres más queridos en una festividad de Todos los Santos repleta de devoción y emotividad
Honrar la memoria de los seres queridos ha sido desde tiempos remotos una de las expresiones que el cristianismo tiene como señas de identidad y en la que la muerte adquiere tintes de similar importancia a la vida. Como en otros muchos lugares, en Ponferrada, el cementerio se convirtió en el punto de encuentro de miles de personas que acudieron a recordar miles de estampas de un pasado entrañable, a orar por sus muertos o en suma, a constatar que a pesar del paso de los años, el cariño hacia tus seres queridos aún permanece. Aunque ayer fue el día más significativo, el cementerio ponferradino ha sido a lo largo de los tres últimos días un fluir de gentes de todo tipo que con más o menos posibilidades han ornamentado con flores los cientos de tumbas que conforman este camposanto berciano. Horas y horas de devoción, muchos recuerdos en la mente y una tradición que a pesar del paso del tiempo se mantiene en la vida de miles de personas. Precisamente esa razón es la que tanto el sábado como el domingo y en especial ayer lunes ha llevado a miles de ponferradinos al cementerio. Las cifras lo dicen todo. Sólo en la jornada del domingo 1.300 vehículos fueron contabilizados por la policía local con destino al cementerio, sin contar con aquellas que en menor medida se decidieron a hacerlo andando y otras muchas que utilizaron el transporte público reforzado para tal celebración. Al final, 9.400 a lo largo de dos jornadas en las que 22.000 ponferradinos y visitantes discurrieron por el cementerio en busca del lugar de reposo de sus familiares fallecidos. Ir y venir de gentes Ayer lunes, día de Todos los Santos, al mediodía la cifra había registrado iguales dígitos que el domingo aunque el momento de mayor afluencia fue por la tarde, en especial a la hora de la misa a las 16.30. A pesar de todo, la jornada, intensa y nunca exenta de sentimentalismo, discurrió sin ningún incidente destacado. Los medios dispuestos por la concejalía de Tráfico a través de la policía local fueron suficientes para dar fluidez a un discurrir que minuto a minuto no parecía tener fin. Cada uno a su manera, a través de ramos, coronas o centros florales, los ponferradinos no faltaron a una cita muy especial en la que la muerte encuentra su definición más humana, la de un hecho incuestionable que forma parte del ciclo de la vida. Y en esa ciclo, cada año, el cementerio se cubre de flores y miles de caras, las de la nostalgia.