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Un estudio editado por la Junta y la Fundación Biodiversidad alerta del deterioro del medio

Las empresas sólo han restaurado el 10% de los 400 cielos abiertos del Bierzo Alto

Expertos forestales dudan de la rentabilidad de las cortas abiertas entre 1974 y el 2003 Despobl

La imagen recoge el enorme impacto ambiental de un cielo abierto en Santa Cruz de Montes (Torre)

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Carlos Fidalgo - ponferrada
Ponferrada

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Treinta años de actividad minera han salpicado de cicatrices el Bierzo Alto. Más de 400 cielos abiertos se abrieron en la cuenca entre los años 1974 y 2003 sumiendo en la «ruina ecológica» grandes extensiones de terreno, según revela un estudio coordinado por los profesores universitarios Alfonso Fernández y Joaquín Ramírez. Y tan sólo un diez por ciento de las cortas han sido restauradas, de acuerdo con las estimaciones de Fernández. «El sistema basaba su rentabilidad en la inexistencia de gastos de investigación sobre la cantidad y calidad de carbón en las capas, bajísimos costes de explotación y, en los primeros momentos, inexistentes gastos de restauración», escriben los autores en el estudio editado por la Junta de Castilla y León con el apoyo del Fondo Social Europeo y la Fundación Biodiversidad, y que bajo el título de Alto Bierzo. Una apuesta por el desarrollo forestal sostenible , ofrece un diagnóstico de la actividad económica y la riqueza natural de la zona y marca algunas pautas de futuro para superar la crisis de la minería. Empobrecimiento económico El resultado de recurrir a los pequeños cielos abiertos en busca de la rentabilidad que ya no ofrecían las minas de interior no ha podido ser más nefasto, según los autores. «La implantación del sistema de explotación del carbón a cielo abierto no ha frenado la crisis de la minería, ya que no sólo ha existido una continua e importante pérdida de puestos de trabajo desde su implantación, sino que no ha redistribuido riqueza en las poblaciones afectadas, no ha contribuido a la modernización de la minería de interior (el Plan de Acción Concertada para la modernización de la minería se incumplió sistemáticamente), ha generado un deterioro medioambiental y en la calidad de vida de la población, y en última instancia ha llevado a empobrecimiento económico de estos territorios», concluyen. Fernández insiste en que todavía es posible y necesario «si se quiere reconvertir la cuenca al turismo y a la actividad forestal» restaurar las cortas, y también las escombreras, cumpliendo la normativa de la administración. Los incendios, la otra lacra El estudio también señala a los incendios forestales como el otro gran elemento de degradación del medio natural en la zona. «Los municipios del Alto Bierzo se encuentran entre los más conflictivos de Castilla y León, y presentan, según la metodología de la Junta de Castilla y León, unos elevados índices de frecuencia, causalidad (debido al origen humano de la mayor parte de los incendios) y peligrosidad de combustible». Los autores subrayan que la superficie media quemada anualmente en el periodo 1998-2003 fue de 1.062 hectáreas. Igüeña, con una media de 311 hectáreas al año, ha sido el municipio donde más superficie ardió, aunque haya sido Bembibre, con 73, donde más incendios se han declarado. La intencionalidad y la negligencia están detrás de la mayoría de los fuegos.