Asaja concentra a los ganaderos en Ponferrada por la multa a un pastor

La multa impuesta a un ganadero de San Román de Bembibre por emplear cinco perros mastines para pastorear su rebaño ha sido la espoleta que ha disparado el malestar del sector contra la administración autonómica. Algo más de medio centenar de manifestantes convocados por el sindicato Asaja se concentraron a mediodía de ayer ante las oficinas de la Junta de Castilla y León en Ponferrada para exigir la retirada de la sanción y denunciar que las «trabas» que están desanimando a los pocos ganaderos que quedan -no más de doscientos en todo el Bierzo- a continuar con su actividad. La manifestación se desarrolló de forma pacífica y se disolvió después de que una delegación de Asaja, que contó con su secretario general, José Antonio Turrado, se entrevistara con el coordinador de la Junta en el Bierzo, Fidel Cerezales. La gota que ha colmado el vaso de la paciencia del sector ha sido la sanción de 168 euros impuesta al ganadero José Antonio Díez. La administración entiende que los cinco perros mastines con los que Díez controla su rebaño y lo defiende de los lobos han perjudicado a la caza del coto de San Román y con este argumento ha rechazado las alegaciones de Asaja. Turrado anunció ayer que el sindicato presentará un recurso ante la Dirección General del Medio Natural y en caso de que sea rechazado de nuevo, continuará con las movilizaciones. «Es una cuestión de principios», explicaba ayer. «La administración nunca ha resarcido a los ganaderos de los daños de los animales salvajes y les ha pedido que los protegan ellos. Eso es lo que están haciendo», se quejó. El responsable sindical considera que la Junta está «satanizando» a un ganadero con una sanción «insólita» -«se le tendría que caer la cara de vergüenza a quien instruyó el expediente y a quién lo firmó», aseguró aludiendo al delegado territorial, Eduardo Fernández- y puso en duda el carácter depredador que se les atriburía a los perros mastines. «No todas las liebres se dejan pillar por los mastines. Y que un mastín pueda comer una entra dentro de las leyes de la naturaleza. En cualquier caso me parece menos grave que a la liebre la abatan a tiros y se la lleven para comer con unos amigos», protestó. Turrado denunció las «trabas» que la burocracia impone a los ganaderos y negó que contaminen los ríos o causen incendios. Al contrario, los rebaños mantienen limpio el monte. «Se nos trata como apestados y nuestro único delito es levantarnos por la mañana y sacar las vacas y las ovejas a pastar».