Los afectados reclaman a la empresa adjudicataria que pare las obras
Moldes se opone a que la Junta replante 120 hectáreas con pinos
Los vecinos están dispuestos a movilizarse porque prefieren los montes con otras especies
Jesús Núñez enseñaba ayer las firmas para pedir un concejo público
En el pueblo de Moldes, perteneciente al municipio berciano de Barjas, están que trinan, y no precisamente de alegría. La mayoría de los 90 habitantes han firmado un escrito en el que se oponen de manera tajante a la plantación de pinos que la empresa Da Roma está realizando en 120 hectáreas del monte público número 822, situado en el paraje de Traiceras y Capeloso. Los vecinos se quejan de que la Junta de Castilla y León haya autorizado esta reforestación sin consultar para nada con el pueblo, y enterarse ahora cuando la maquinaria está sobre el terreno. Un portavoz vecinal de los opositores a esta plantación de pinos, Jesús Núñez Gómez, explicó que están en contra de repoblar sus montes con esta especie, ya que en la zona existen robles, brezo, piorno y escoba, además de castaños, que son el sustento ecológico para la fauna y habitantes de la comarca. Los vecinos opositores se quejan de que la Junta Vecinal de Moldes no les haya informado de nada, y que el alcalde de Barjas, el socialista Alfredo de Arriba, se haya encogido de hombros o hecho oidos sordos cuando le han comunicado que no quieren pinos en sus montes. Por eso, como primera medida, reclaman a la empresa adjudicataria de los trabajos que los paralice de manera inmediata, considerándola responsable de cualquiera de los daños o perjuicios que la acción de las máquinas puedan originar. A la vez esperan que la Junta de Castilla y León les aporte toda la información sobre el expediente de reforestación, ya que temen que puedan existir intereses ocultos. Los afectados exigen igualmente conocer la existencia o no de la declaración de impacto medioambiental por parte de la Junta, así como si se contó con la preceptiva autorización del pleno del Ayuntamiento de Barjas. Los vecinos se quejan de que el movimiento de tierra de las máquinas están ocasionando desprendimientos de terreno, dado que la pendiente o desnivel de las montañas llega al 40% en buena parte del lugar. Por eso, temen que con la llegada de lluvias arrastre la tierra removida y sepulte la zona de castaños y robledales. Además, se quejan de que las máquinas han destrozado también robles al arar estos montes, en los que ya llevan quince días trabajando.