Diario de León
Publicado por
MARÍA AÑÍBARRO
León

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INEVITABLEMENTE los cavas están ligados a las fiestas navideñas, por costumbre más que por algún misterio enológico, que indique que su consumo óptimo está fijado en el mes de diciembre. No podemos imaginar está celebración sin algún cava en nuestra mesa, en la mayoría de los casos ligados a los postres, quizá porque se piensa que puede ser un buen tónico estomacal. De está manera empecé a rechazar la bebida espumosa en cuestión, tan sólo imaginar la combinación del sabor del cava con los dulces navideños dibujaba en mi cara un gesto amargo acompañado de un escalofrío, muy lejano a la felicidad que se supone que debía de producir. Mi redescubrimiento en el mundo del cava y, a decir verdad, mi verdadera iniciación, fue gracias a una amiga que tenía gran afición a los mágnums de cava en concreto al Ana de Codorniú y a lo que al principio juzgaba una costumbre un poco extravagante, tomar el aperitivo con cava. Seguí el ejemplo y encontré una bebida refrescante y ligera, ideal para acompañar paellas, pescados y mariscos. Desgraciadamente, este hábito no está muy extendido, se puede decir que está ligado exclusivamente a las zonas productoras. En gran medida este consumo estacional, ligado a las fiestas navideñas, es debido a los propios cavistas, que concentran toda la campaña publicitaria en estas fechas. Los triunfadores son siempre las grandes marcas como Freixenet o Codorniú, que gracias a una espectacular presentación en los medios y a unos precios muy agresivos, llegan al gran público. Tal y como está ocurriendo con el vino, existen productores de cava que apuestan por la calidad, donde prima la elaboración más natural, y los experimentos con otras variedades. Si bien los más conocidos en el territorio nacional son los cavas blancos de variedades como la Parellanda, Macabeo y Xarello, reconocidas por su consejo regulador; también están dando buenos resultados aquellas elaboraciones con variedades foráneas, blancas y tintas. Estas elaboraciones quedan relegadas a un público más exclusivo y elitista debido en muchas ocasiones a sus precios. Marcas como Torello, Jané Ventura, Gramona, Raventós o Camps, son caballos ganadores en las catas de espumosos. Debido a la vorágine política, el consumo de cava catalán ha disminuido considerablemente. Ha sido una buena oportunidad para cavas de otra procedencia como Valencia, La Rioja, la Mancha o los espumosos de Castilla y León.

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