Mancomunidades bajo cero
POR VEZ primera el Consejo Comarcal del Bierzo ha cogido al toro por los cuernos, esto es, la iniciativa. Y en esta ocasión parece que ha dado en el blanco. De los cuatro presidentes que ha tenido el Consejo, uno fue visto y no visto, otra bastante tuvo con mantenerlo en pie, el tercero batalleó con todos y a pesar de todos (Junta, Diputación con José Antonio Díez enemigo público número uno...) y ahora González Saavedra que, tras unos comienzos vacilantes quiere obligar a mover ficha en el mapa administrativo público. Fue anunciar la petición de competencias de las mancomunidades y ha sido un aluvión a favor de la iniciativa: Junta, PP, PSOE, UPL, ayuntamientos... Tan sólo las propias mancomunidades, creadas para aunar esfuerzos en prestar servicios públicos, generalmente agua, limpieza, basuras, es decir, medioambiente; así como algunos alcaldes, parecen haberse atrincherados en sus posiciones. Al final, la lógica, a pesar de la burocracia y la política, deberá imponerse y las comarcas serán la administración pública intermedia entre el pequeño municipio y la Diputación. Las mancomunidades o áreas específicas perderán peso ante la aplastante fuerza de la historia, la geografía y la socioeconomía. Lo veremos. Por otro lado está el Congreso del Partido del Bierzo, la fuerza localista con más implantación. Se ha anunciado una renovación que consistirá en cambiar a las personas de sus sillas, pero serán las mismas. Quizá la ascensión de Iván Alonso al liderazgo del PB se debe interpretar como una huída del bercianismo hacia adelante, hacia el futuro, al escoger a su cachorro más activo y peleón como abanderado principal. Sólo dialogando con el PRB y la UPL podrían ser tercera fuerza y desiquilibrar la balanza general entre socialistas y populares. Y por último, en el PP la «margarita» sigue deshojándose. La mayor noticia es la retirada de Carlos López Riesco de las conversaciones internas para la presidencia comarcal. Parece que se están conformando grupos más homogéneos. Quedan, tras el Congreso de León, cuatro o cinco nombres en liza, a saber: Fátima López Placer, Raúl Valcarce, Fidel Cerezales y José Antonio Velasco. Siempre hay que estar abierto a sorpresas. La política como la vida es así. Pero me cuentan que la cosa anda entre estos cuatro, que no tres, «mosqueteros», como en la novela de Dumas, que eran cuatro aunque en el título sólo se hacía referencia a tres: Portos, Atos y Aramis. Quedaba Dartagnan, claro.