Diario de León
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JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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EL ESCULTOR Juan Oliveira, que presumía de vivir en Tuy, en la calle del escultor Juan Oliveira, en una agradable tertulia con Amancio Prada y otros amigos, allí donde el Miño discurre más solemne, nos recordaba que en el Bierzo hay una larga tradición de buenos escultores. Gracias a él llegó la amistad con Arturo Nogueira : «es un gran escultor», repetía el genial tudense, criador y creador de caballos. Así reclamos en el remando del taller de Nogueira, en la calle del Agua, mucho antes de que las hacendosas pimenteras animaran con su humanidad castiza el espacio urbano de las Huertas del Sacramento. Vicente Fernández, en su capítulo sobre historia del arte en el Bierzo, en el volumen de reciente aparición y excelente presentación y contenido, del que son coautores mis amigos Balboa de Paz y J.A. Iglesias junto a Sonsoles Isart, nos ofrece una completa muestra de escultores bercianos, especialmente de los siglos XVI y XVII cuando los retablos se hacían en talleres locales en Villafranca , Los Barrios, Bembibre y Ponferrada, con figuras relevantes como Mateo Flórez, autor del retablo mayor de la Encina, Pedro Alvarez Flórez, Pedro García del Palacio, Melchor de Beya, Juan Fernández de Villafranca, y más tarde los maestros José Valle y Bernaldo de Quirós, autor del retablo de San Miguel de las Dueñas, Francisco González, López de Sisto, autor del retablo de los Paúles de Villafranca, Andrés Saldaña, Pedro Clemente, de Villanueva de Valdueza, Roque Fernández de Balboa, de Fresnedo, autor de la hornacina de la Encina y Pedro del Valle, de Corullón, autor de las imágenes de la Capilla Mayor de Compostela. Sin olvidar al escultor de Santalla, con obra importante en Valladolid y en la catedral de Orense, Tomás Sierra, autor de la «Virgen de los Pobres». Entre los escultores actuales, sin citar a algunos como Andrés Viloria, que además de ser tan extraordinario como pintor y como persona, también es genial trabajando las viejas maderas olvidadas, se pueden citar, junto a Arturo Nogueira, José Sánchez Carralero, autor del monumento al cine, recibido con división de opiniones, a mí cada día me gusta más, y Juan José Alvares, de Viñales, que nos sorprende con su apuesta fresca y con figuras mitológicas que sobrevuelan los castaños centenarios junto a la carretera de Noceda. Algún día, seguramente, nos detendremos en algún otro capítulo de este libro que nos lleva al reencuentro con el pasado y las potencialidades de nuestra tierra.

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