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Publicado por
CÉSAR GAVELA
León

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UN grupo de independentistas gallegos radicados en nuestra comarca anhela que el Bierzo pase a formar parte de la región vecina, como quinta provincia de un patria dichosa, decorada de zanfoñas y cantares, donde todo el mundo tendría garantizado el buen sermón de un cura nacionalista por la mañana, y casi todo el mundo dos vasos de ribeiro a la hora del aperitivo, financiados por la diputación de Cacharro o por la de Baltar, gentilezas clientelares, y ya por la tarde un buen mitin revolucionario con aromas castristas en una tasca «enxebre», y al anochecer una queimada soberanista para todos, aunque ahora a costa del concejo, y ya después la madrugada y el silencio, y la bella bruma de los cuentos y nostalgias de Breogán. He leído algunas proclamas de este grupo de irredentos del Bierzo y ya tengo a sus componentes por personas sinceras y simpáticas porque resulta grato constatar cómo la utopía prende a veces entre nuestros paisanos. Siempre es hermoso saber que no todos los bercianos andan/andamos a ganar dinero, a comprar pisos, a comer botillos y a presumir de coches caros por Ponferrada. Reconforta mucho saber que por los vericuetos del Valcarce y por las pequeñas villas apartadas y lluviosas de la comarca se apostan militantes utópicos que predican la «galeguidade» de Bembibre o de Torre del Bierzo; de Páramo del Sil y de Toreno; de Fabero y de San Pedro de Montes, y, obviamente, de Ponferrada, una ciudad que, a poco que uno la mire con los anteojos del gran Castelao acaba teniendo colores limoneiros de Ourense, reflejos amurallados de Lugo, quien sabe si músicas verbales de Compostela, y también palmeras de Pontevedra, y hasta un rumor portuario de Vigo y un espejismo de la culta burguesía liberal de La Coruña. No sabíamos que éramos gallegos, y resulta que no lo somos, cabe decir, muy a la gallega también, aunque eso importa poco a estos jóvenes docentes y emotivos que quieren que el Bierzo se integre en una Galicia independiente y alineada con el IRA, con Corea del Norte, con los curas obreros (si quedan) y con Batasuna acaso. Y pretenden todo ello ignorando que los bercianos mayormente nos sentimos españoles, y ya puestos a colocar divisiones por el medio, pues hete aquí que también somos leoneses, que ya llevamos más de mil años en el solar del viejo reino de León, aunque, eso sí, seamos leoneses atlánticos, leoneses del carbón y el castañar. Pero leoneses, que no gallegos, aunque Galicia nos guste tanto. Compartiendo la Constitución.