El Bierzo y sus raíces sefarditas

Recuperar el legado histórico que la comunidad judía dejó en el Bierzo y estrechar los lazos de unión con los miles de sefarditas que viven en España y el resto de países son las premisas centrales de la asociación cultural Monte Sinaí cuya puesta de largo contó ayer con todo un elenco de estudiosos, representantes y apasionados de una cultura cuya importancia en la historia de España fue clave, a pesar de la persecución a la que fue sometida a finales del siglo XV. Conversos a la fuerza o huidos para evitar una condena segura, los sefarditas nunca perdieron de su horizonte a España. Tampoco a la comarca berciana en cuya extensión geográfica se asentó un buen número de judíos llegando a los mil en pleno siglo XIV. Apellidos como Cañueto (de Canueto) tienen posiblemente sus orígenes en esa presencia de la comunidad judía así como el de Ponferrada (adquirido por muchos de ellos cuando tuvieron que dejar esta tierra obligados por las circunstancias). Sinagogas y otra serie de elementos propios de su cultura quedaron no obstante impresos en el recuerdo y los documentos que atesoran su presencia, recuperada desde hace unos años del olvido por el historiador José Antonio Balboa y desde hace unas fechas por los promotores de esta asociación encabezados por Isidoro de Llano. Pero para que sus esfuerzos tuvieran un cauce oficial, nada mejor que una asociación con la que aunar esfuerzos y que bajo el nombre de Monte Sinaí tendrá como primer objetivo recopilar datos y documentos con los que un grupo de expertos dirigidos por el propio Balboa pretender completar todos y cada uno de los pasos dados por la comunidad sefardí en el Bierzo. Pero la asociación, según sus promotores, va mucho más allá. Su intención pasa por estrechar lazos con otras culturas a la vez que ofrecer su talante integrador para que la riqueza que cada cultura y religión puedan aportar se vea reflejada en hechos. Esos deseos fueron puestos de manifiesto en el bautismo oficial de la asociación en el que su presidente, Isidoro de Llano, deslabazó los argumentos fundacionales. José Antonio Balboa, cuya pasión por el mundo sefardí quedó reflejada en una publicación editada en el año 1992, fue el encargado de poner de manifiesto las notorias huellas que los sefarditas han dejado en la comarca. Y para corroborar esos lazos de unión entre el Bierzo y la comunidad judía, nada mejor que uno de sus miembros destacados como Abraham Haim, estuviera presente en el acto. Miembro del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén, su intervención tuvo como ejes las características del judaísmo español en el medievo. Juan Carlos Suñén y María José Cordero, a través de la literatura y la música, fueron los encargados de poner el epílogo a un acto que se cerró con la entrega por parte de Abraham Haim de la medalla del Consejo de la Comunidad Sefardí a De Llano, distinción hasta ahora entregada a autoridades políticas y sociales de primera fila. «En una sociedad que debe ser integradora, estas iniciativas tienen una importancia vital» JOSÉ ANTONIO BALBOA Historiador