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Publicado por
RAQUEL PALACIO
León

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PARADOJA: El sistema educativo ha llegado al cien por cien de nuestra sociedad, acoge al cien por cien de los niños y jóvenes... al mismo tiempo que se da cuenta de su fracaso total en lo que a aprendizaje se refiere. Expertos en el tema se dieron cita en el programa «Redes» e hicieron un escueto pero completo resumen de un pasado rudimentario y un futuro completamente innovador y diferente para nuestro plan educacional. «Si me dices algo, lo escucharé; si me lo enseñas, lo retendré; pero si me haces hacerlo, entonces lo aprenderé», es esta una máxima ya de la Antigua Grecia que viene a decir lo que sostenían estos expertos: que nada puede aprenderse si no se hace, si no se experimenta de primera mano. Todo estudiante se encuentra alguna vez ante la cuestión dudosa de si sería capaz de resolver un examen del curso anterior, de dónde van a parar tantas letras memorizadas y tantos contenidos retenidos en una clase o en tardes y noches de estudio. Todo esto en tela de juicio, junto con el hecho de aglutinar en una misma clase a personas con capacidades, intereses, modos y maneras diferentes, lo que se traduce en una nula personalización y atención individual, lo cual, ha sido y sigue siendo terreno abonado para discriminaciones de las que no salen en los telediarios, fracasos y giros en las vidas de quienes quizás de otro modo pudieran aprovecharlas (vivirlas) mejor. Hasta ahora se han ido pariendo especialistas, entendidos y eruditos, incluso sabios, a los que no se puede quitar mérito ni valía, pero la cuestión es que, en estos casos, ha sido la individualidad, el impulso o la curiosidad personal lo que les ha hecho formarse y capacitarse para luego aportar más riqueza a nuestro saber general. Y he aquí lo absurdo, lo erróneo, el vacío: los conocimientos cambian con el paulatino descubrimiento de conceptos y funcionamientos, y lo nuevo no se aplica. Seguimos estancados en estructuras académicas del siglo XVIII. El álgebra fue implantado en Inglaterra por un profesor que tenía a la venta un libro sobre la materia, y hoy en día se imparte sin que nadie se plantee su aplicación en el mundo real. Los centros acogen alumnos que se preguntan ¿para qué que aprenderme esto?, con la resignación de que quizás algún día sirva, aunque posiblemente para entonces ya no se recuerde. La cuestión está en la balanza, seremos espectadores del cambio lento pero real hacia la enseñanza con ordenadores. Nueva era y nuevas esperanzas.

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