Diario de León

| Reportaje | La sociedad ponferradina se moviliza | ¿JUSTICIA INJUSTA? LO QUE DICE LA LEY

El angustioso caso de Juan Guerrero El Gobierno y el tribunal tienen la palabra final Perversión del lento sistema judicial

Un ex toxicómano de 39 años va a la cárcel por robar 80.000 pesetas hace 14 años. Su familia reclama justicia, y logra conmover a asociaciones y colect

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Alejandro J. García - ponferrada
Ponferrada

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Desde el 23 de febrero la mítica prisión de Fontcalent cuenta con un inquilino más. Juan Guerrero se llama. Seguramente, a quien lea este reportaje no le diga nada este nombre. Sin embargo, la historia de Juan es una historia distinta, digna de tener en cuenta, porque es, a todas luces, una historia diferente. Diferente porque son pocos los que, como él, en su adolescencia por mil y un motivos caen en el fatídico mundo de las drogas y, tras años de lucha contra ellas y contra todo pronóstico logra desengancharse. «Todo llegó a un punto en que Juan tenía que tomar una alternativa y entró en el Programa Proyecto Hombre», nos comienzan a narrar sus familiares ponferradinos. Yolanda Olvido, hermana de la mujer de Juan, María, es su cuñada y hasta se parece mucho a su hermana: «dicen que somos gemelas. Somos uña y carne». Es por ella por quien sabemos que María se enamoró desde su adolescencia temprana de Juan, todo un gaditano encantador, dinámico y alegre que «hizo de las suyas, eso está claro», reconoce Yolanda. María y Juan, Juan y María, el matrimonio supo como nadie hacer frente al mal de él, y con más lágrimas y fuerza de voluntad que nadie, «pudimos formar una familia normal. Tenemos dos hijos, Modes y Javier. Juan es estucador, aprendió el oficio en Proyecto Hombre y nunca le ha faltado trabajo, ni nadie ha recibido ninguna queja por él», explica María angustiada. El matrimonio fija su sede en el bello pueblo de Campello, Alicante, incluso tres de los siete hermanos ponferradinos y los propios padres de María alternan sus estancias entre su Bierzo del alma y el benigno clima mediterráneo. «Somos una piña», explica Yolanda, «y ahora con esto más». Pero Juan tenía una deuda pendiente. Como si no hubiese tenido bastante todavía que pagar. Un robo en un chalé cometido hace 14 años y por un importe de 80.000 pesetas de entonces, 480 euros de hoy, seguían pendiente de cumplir. La condena llega pasadas unas felices y entrañables navidades. «El mayor de mis sobrinos es jugador profesional de la selección nacional de boley, y ha dicho a su madre que lo deja, que se pone a trabajar en lo que sea para sacar la casa adelante y a su padre de la cárcel», explica con rabia contenida Yolanda. El 3 de marzo, la Corporación en Pleno del Ayuntamiento de Campello apoya «incondicionalmente la petición de indulto para Juan Guerero». Su alcalde, Juan Ramón Varó explica que «desde que su mujer me informó encargué un informe a la Policía Local, donde nadie ha detectado en este tiempo ninguna anomalía en la vida actual de Juan Guerrero, vecino de esta localidad». El alcalde apostilla que «este ciudadano es hoy en día uno más entre nosotros y volver de nuevo a prisión quizás sea lo peor que le puede ocurrir». Tanto su familia, como en Proyecto Hombre dicen que «lo peor es que caiga en el desánimo, que crea que todo esto no ha merecido la pena. Todos sabemos que hay más droga dentro que fuera». En Ponferrada, diversos colectivos recogen firmas, incluso se habla de un acuerdo plenario. Mientras, Juan sigue en su celda. La normativa vigente sobre el indulto tiene su base en la Ley de 1870. Directrices modificadas varias veces como por la Ley de 1988 y la Orden del 1993. En síntesis, «los reos de toda clase de delitos podrán ser indultados, con arreglo a las disposiciones de esta Ley, de toda o parte de la pena en que por aquéllos hubiesen incurrido». El indulto podrá ser «total o parcial» y pueden solicitarlo «los penados, sus parientes o cualquier otra persona en su nombre», incluso los tribunales, el fiscal, el Gobierno...A partir de ahí es el Ministerio de Justicia quien abre expediente, que lo califica de urgente o no y se devuelve al tribunal sentenciador, quien pide informes de todo tipo y lo devuelve al Ministerio de Justicia y al Gobierno con la propuesta. Consultamos a abogados bercianos quienes tildan de «caso claro de perversión del sistema judicial. La lentitud provoca un resultado contrario a su esencia: impartir justicia. Con juicios rápidos ese hombre supuestamente hubiese redimido ya su condena. Hacen falta más juzgados y más personal, y no sólo en el Bierzo a tenor de este caso». Hablamos con Ana, una voluntaria de Proyecto Hombre que conocemos y que ahora trabaja en el barrio Las Barranquillas de la capital madrileña en el ya famoso «supermercado de la droga». «Lo peor es el enorme esfuerzo realizado, las interminables terapias de grupo e individuales. ¿Qué le podemos decir a las personas que intentamos ayudar y convencer de que merece la pena el esfuerzo?»

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