Cerrar
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

Creado:

Actualizado:

SABIDO ES que las normas litúrgicas no permiten el toque de las campanas estos días de la Semana Santa, hasta el sábado de gloria. Si hacemos caso a Lope de Vega- «las décimas son buenas para quejas»- podríamos aportar un carro de décimas y poemas tristes para describir la realidad de ese mundo rural donde las campanas sonaban por diversos motivos, ahora ya casi suenan solamente para anunciar el entierro de algún vecino. Ya no tocan a concejo porque no lo hay, ya que la mayoría de los comuneros, por achaques de la vejez, estarían exentos de las comunes tareas, tampoco las tormentas son un problema, porque ya no se siembra. Pero entierros sigue habiendo en los pueblos, porque allí están las raíces de los que se fueron a la ciudad para estar cerca de algún hospital, hogar del pensionista o allegado. Otra cosa no tendrán, pero una sepultura para el descanso definitivo sí procuran conservarla, sin pararse a pensar en que la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión apuesta, por un desarrollo equilibrado y sostenible para ese territorio donde aún hay gentes que cuando eran jóvenes cantaban para ir y regresar del trabajo, para hacer la cama y lavar la ropa, para vendimiar y guardar las vacas. Ahora ya solo cantan en los entierros. Así está el panorama en nuestro mundo rural, mientras proliferan las iniciativas y las comisiones encargadas del más grave problema que afecta a Castilla y León. A los pueblos abandonados desde hace años, como Urdiales, los Montes o Ferradillo, por citar algunos de la comarca, se van uniendo otros que vivieron días de vino y rosas en campos de labor, ahora mustio collado, de donde la gente huye, sin enterarse de que en Valladolid ya están en ello, que ya hay una comision «ad hoc» en las Cortes regionales, que a lo mejor acaban pensando en ordenar un territorio, el más extenso de España. Mientras la Diputación provincial inicia en Sahagún y Bierzo occidental el modelo rural de la Agenda local 21, para hacer un diagnóstico de la situación y el Gobierno baraja la posibilidad de extender el estudio de las variables poblacionales a los servicios educativos, sociales y sanitarios, es un consuelo saber que, como diría nuestro poeta de La Barosa, Luis López Alvarez, «se siguen ocupando en Fuensaldaña» del grave problema que se plantea ahora, quien tocará las campanas el día que muera el último campanero en la comarca.

Cargando contenidos...