Diario de León

| Reportaje | Una investigación minuciosa |

Pim, pam, pum, ¡fuego!

La Junta no puede evitar el archivo de un caso de incendio en Quintela de Barjas, a pesar de que su investigación señala como causa la negligencia en un espectáculo pirotécnico

Miembros de la BIIF de la Junta, en una imagen de archivo

Miembros de la BIIF de la Junta, en una imagen de archivo

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Carlos Fidalgo - ponferrada
Ponferrada

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La madrugada del 24 de agosto del 2003, los vecinos de Quintela de Barjas se preparaban para disfrutar del espectáculo de fuegos artificiales programado dentro de sus fiestas patronales. El lanzamiento de los cohetes se produce sobre la una de la madrugada. Media hora después, «un particular» llamaba a la central de incendios de la Junta de Castilla y León avisando de que se había declarado un incendio en la zona. El fuego, en un lugar bastante inaccesible y muy difícil de atajar durante la noche sin poner en riesgo la integridad física de las brigadas forestales, arde durante horas, y sólo después de un día de trabajo, dos cuadrillas, auxiliadas por dos helicópteros y un camión motobomba consiguen sofocarlo. Resultado; 40 hectáreas de monte quemado, las ganas de fiesta chamuscadas, y ningún responsable. La investigación realizada sobre el terreno por los técnicos de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) de la Junta, a la que ha tenido acceso este periódico, no deja lugar a dudas sobre la causa del incendio -«el incendio que nos ocupa fue producido por una negligencia en la realización de un espectáculo pirotécnico»- pero sus conclusiones y las evidencias que incluyen no han podido evitar que el Juzgado número dos de Ponferrada decidiera archivar el caso sin llegar a fijar sin quiera una vista oral. Los técnicos de la BIIF dan cuenta en su informe del hallazgo «en los alrededores de la zona afectada por el incendio» de «varias varillas de cohetes, algunas de las cuales aún conservaban restos del propulsor». A doscientos metros ladera abajo del lugar del inicio de las llamas, también encontraron trozos de plástico cilíndricos «que podrían pertenecer a los recipientes que se usan para lanzar las bombas en los espectáculos pirotécnicos». Los indicios no se quedan ahí. «En el mismo lugar también había un trozo de mecha. Este pudo haber sido utilizado en el espectáculo pirotécnico que se realizó en la madrugada del día 24 de agosto». El informe descarta otras posibles causas del fuego como las tormentas -«no se encontró ningún vestigio procedente de rayo»- otros incendios activos que hubiera podido emitir pavesas desplazadas por el viento, y tampoco descubrieron en los puntos de inicio artefactos retardantes. El lugar afectado tampoco era zona de pasto, ni existían colmenas que hubieran podido causar las llamas con ahumadores, de ahí la conclusión final señalando a la negligencia del espectáculo de fuegos artificiales. A pesar de que algunos vecinos lo negaron cuando fueron preguntados por los investigadores, la pirotecnia contratada sí confirmó el lanzamiento de bombas la madrugada de aquel día y un operario aseguró que «mientras se estaba realizando el espectáculo pirotécnico había fuego en el monte». La BIIF no tiene constancia, además, de que la comisión de fiestas solicitará autorización para lanzar los cohetes aquella madrugada.

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