Los fondos europeos
LA NOTICIA de que el valle del Nalón, en la vecina Asturias, se dispone a localizar empresas especializadas en la fabricación de componentes para ordenadores y aplicaciones informáticas en general, como alternativa a las crisis de la siderurgia y de la minería del carbón, me da pie para una reflexión sobre la programación de los fondos comunitarios, prevista para el período 2007-2013, perdida o superada nuestra condición de Región de Objetivo I en la Unión Europea. Es el momento de un debate y posterior consenso, entre las fuerzas políticas, económicas y sociales, en la búsqueda de una solución transitoria para el Fondo de Cohesión, tan necesaria en una Región como la nuestra, de desarrollo desigual y dual, con el Oeste como pariente pobre. Es el buen momento para ese debate preventivo, es mejor prevenir que curar, y para afinar el uso y destino de los Fondos, al servicio de la cohesión territorial, evitando despilfarros y desviaciones, como las ocurridas con losMiner, en detrimento de las prioridades y su concentración en los municipios mineros en declive. Buen momento también para plantear la reforma del Fondo de Compensación Interterritorial, como la vienen planteando otras Comunidades, preocupadas por las consecuencias de la ampliación de una Europa donde todos los nuevos Estados miembros son perceptores de fondos, sin incremento del presupuesto, lo que significa que para el período 2007-2013 España sufrirá un recorte de 20.000 millones de euros en ayudas a la cohesión. Es justo, la cooperación es un derecho fundamental, que los nuevos socios reciban la ayuda solidaria de todos los europeos, como nosotros la recibimos (56.000 millones de euros entre los años 2000 y 2006), pero a la vista de las carencias aún subsistentes, bueno es recordar al Rey Sabio, que en la ley 2ª, título I, Partida 2ª y luego en el título XVIII de la Partida 3ª nos invita a esa buena disposición de atender a las necesidades procomunales, para «facer castillo, o torre, o puente, o alguna cosa semejante destas¿pero dándole a cambio por ello primeramente». Es necesario definir la estrategia de desarrollo sostenible, con la mirada puesta, como hacen los vecinos de Asturias, en ese inevitable «después del carbón», sin olvidar que la anterior condición de Región de objetivo I y la concentración de los fondos estructurales han hecho posible los avances conseguidos en la convergencia con el conjunto de las Regiones europeas.