Diario de León

NOCIÓN PERSONAL

Algo se mueve en el PSOE berciano

Publicado por
ALEJANDRO J. GARCÍA NISTAL
León

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SIN estridencias, de puertas adentro, como le gusta a hacer las cosas al socialismo salvo cuando pierden los papeles, el PSOE comienza a vislumbrar el horizonte de la media legislatura consumida a nivel local y como si tal cosa, comienzan las especulaciones, las reuniones de base, los cafés y las primeras muestras de ambiciones, deseos, anhelos o, simplemente, reclamaciones de servicios prestados o por prestar. A día de hoy me dicen que hay cuatro cabezas de cartel claros: González Saavedra, Roberto Rodríguez, Wenceslao Orallo e incluso Charo Velasco. Otra cosa son los barones o popes del socialismo berciano: Conrado, Antonio Vega, Demetrio Alfonso Canedo, Laudino García, Antonio Canedo y Jesús Esteban, entre otros. Saavedra querría ser alcalde de Ponferrada, aunque si pierde desearía le fuese reservado continuar al frente del Consejo Comarcal. Rodríguez también desea seguir siendo el referente del PSOE en el Ayuntamiento ponferradino. Cualidades y los deberes hechos le avalan, pero le falta equipo. Wenceslao intenta hacer valer su papel de líder o secretario general que es, aunque le salen obstáculos a cada paso que da y no ha conseguido punch público para grandes proyectos. La flamante diputada nacional, Charo Velasco, poco a poco a revirado su telescopio hacia Ponferrada, de donde procede. Sabe que de seguir así se convierta en una más del cementerio de elefantes en lo que se convierten los cargos nacionales sin relevancia o imagen pública. Cuatro personas para supuestas tres sillas: la de Vicepresidencia de la Diputación para el Bierzo (si ganan la Dipu), la del Consejo Comarcal y la de la Alcaldía (si la ganan) de Ponferrada. Pero la cosa se complica cuando entran a escena los santa santorum del socialismo berciano. Los alcaldes incombustibles piden cuentas por sus servicios prestados de forma exitosa en el ámbito más difícil de la política: el local, el de la calle, el del día a día rozándose con los vecinos y sus problemas, dando la cara por unas siglas muchas veces traicioneras con decisiones contrarias a la localidad de turno por estar tomadas desde un alto y lejano despacho de Valladolid, Madrid o Bruselas. El de Camponaraya ha amortizado mucho su tarea, el de Igueña «quiere guerra, más», el de Bembibre libra batallas diarias consistoriales y el de Fabero actúa como el más comedido. Así están las cosas a estas alturas de la legislatura regional, provincial, comarcal y local. Así me lo cuentan y escrito queda.

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