Diario de León

| Reportaje | La regularización del suelo a examen |

Medio Bierzo, huérfano de urbanismo Un modelo territorial para toda la comarca

Tan sólo 19 de los 37 municipios de la comarca cuentan con planes generales de urbanismo o normas reguladoras específicas. El resto, 18, se atienen a tibias y lejanas reglamentaciones

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Alejandro J. García - ponferrada
Ponferrada

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¿Quién no conoce a algún familiar, amigo o persona cercana que ha reconvertido su caseta de labranza en un chalé, una segunda vivienda o una finca de recreo en toda regla? La huerta de turno, el pajar reconvertido en casa rural, el edificio singular por su mirador, su piedra labrada, la plaza principal del pueblo, determinada calle singular o pequeño casco antiguo... Son muchos los ejemplos del uso dado a un suelo que, aunque no lo parezca, tiene una catalogación oficial según el destino pensado para esa superficie. O no. Buceando en el ancho mar de la normativa arquitectónica y urbanística nos encontramos, en primer lugar, con unas Directrices del Territorio de la propia Junta de Castilla y León, máxima autoridad en materia urbanística. La Consejería de Fomento aprobó en enero del 2004 un Reglamento de Urbanismo al que toda normativa «inferior», esto es, de diputaciones y municipios, tenía que atenerse. Ordenar el territorio «Lo que buscábamos era vertebrar los municipios. Sus superficies, sus catalogaciones, sus instrumentos de cambio en función de sus necesidades, es decir, dotar de herramientas legales bajo criterios técnicos», explican desde los propios servicios de Fomento de la Junta. Cohesión económica y social, conservación de recursos naturales, del patrimonio, aumentar la competitividad y el equilibrio territorial...son capítulos de las Directrices redactadas desde «lejanos» despachos en Valladolid y León. Seguimos indagando y nos topamos con «tipos de suelo rústico: de protección, urbano, común..» La normativa se hace cada vez más y más farragosa. Imaginémonos entonces al alcalde del municipio de menos de 20.000 habitantes, al concejal de Urbanismo de turno. Es cuando «entra en escena» la Diputación Provincial. Esta institución es la encargada de asesorar, vigilar y tramitar todo lo relacionado con el urbanismo de los pequeños municipios. En el Bierzo, sólo Ponferrada y Bembibre, cuentan con planes generales de urbanismo. La causa es obvia. Sólo ellos tienen presupuesto suficiente para mantener un equipo de técnicos capaces de lidiar con la normativa oficial, tramitar expedientes, conceder licencias de construcción de viviendas, industrias, locales de todo tipo... Sin embargo, una Comisión Provincial vigila todo cambio en la normativa que los propios municipios quieran realizar en materia urbanística. Mientras tanto, el contratista de turno, el particular propietario de una finca o solar, el grande y el pequeño promotor; cualquiera de ellos encuentran que tan sólo en 19 ayuntamientos de la comarca del Bierzo existen normas específicas locales. ¿Pero y el resto? Nada más y nada menos que en 18 consistorios de la «alegalidad» a la «ilegalidad» tan sólo se dista un paso, un trámite, que se hace o no, según el interés. Otro apunte revelador. Las Normas Urbanísticas Provinciales, es decir, el documento principal en el que se tienen que basar y tener como marco de referencia los pequeños municipios: ¡ datan del año 1991 ! Nada más y nada menos. El pseudovacío legal entonces, está servido. Muchos edificios singulares, casas solariegas, si no se catalogan como BIC (Bien de Interés Cultural), terminan destruyéndose. «Eso por no hablar del uso de granjas de animales o pequeñas cuadras y gallineros en el centro de los pueblos. ¿Quién dice a un vecino que no puede tener sus aves, sus conejos si no cumple una serie de normas mínimas de salubridad pública, de normativa arquitectónica? O del alcalde de turno que quiere habilitar para uso industrial, crear un polígono en terrenos a priori rústicos. ¿Qué política aplicar con los diseminados (tipo de vivienda en el Bierzo)?», narran fuentes técnicas consultadas. Lo que parece quedar claro que, sin querer poner puertas al campo, la regularización urbanística aún en los pequeños pueblos, la defensa de su singularidad, el desarrollo turístico e industrial, se debe ir imponiendo poco a poco. «Con ello evitaríamos aberraciones urbanísticas, arbitrariedades en las licencias y permisos», sentencia la misma fuente. El Consejo Comarcal dispone del Servicio de Asistencia a Municipios, conocido como el SAM, con dos técnicos especializados en materia urbanística y arquitectura. Aunque su función inicial era la de «apoyar y asesorar a los pequeños ayuntamientos que carecen de presupuestos para contar con su propio personal», lo cierto es que cada día su trabajo aumenta, convirtiéndose casi en los «arquitectos del gran municipio del Bierzo». Estos técnicos son los asesores y garantes de las normas urbanísticas de la Diputación allí donde no hay Plan General de Ordenación Urbana o disposiciones municipales propias. Pero a todas luces, su plantilla, presupuesto y funciones se quedan pequeños ante el volumen de trabajo. Al Modelo Territorial de la Junta, le siguen el Reglamento Urbanístico Provincial, los PGOU y, finalmente, las Normas Locales. Todo un galimatías legal y técnico que, sin embargo, deja traslucir varias conclusiones cuando se habla con funcionarios y técnicos. Por ejemplo, el «tirón» de San Andrés del Rabanedo se explica por la cercanía de León, pero que da suelo y viviendas más asequibles. Rápidamente se piensa en Camponaraya y Ponferrada que, según se desprende del análisis técnico, «tendrían que ponerse de acuerdo en materia urbanística», o incluso no sería descabellado pensar en «unir los dos municipios». Habituales son los cambios de uso del suelo en localidades para «habilitar áreas industriales», aunque se afirma que «lo mejor sería un gran polígono para todo el Bierzo. Como tampoco sería descabellado redactar y aplicar un Modelo Territorial Comarcal propio».

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