Ponferrada con rey en La Habana

Medio día en Ponferrada. La gente sale de los comercios a la acera para ver el revuelo que montan un grupo de fotógrafos y cámaras de televisión. Delante de la cafetería Guiñol pega de plano un sol primaveral. Allí están parte del plantel de actores, actrices y cuerpo directivo y de producción de una película. Se trata de Un rey en la Habana, trabajo dirigido y protagonizado por el cubano Alexis Valdés, con José Téllez, Yoima Valdés ( 800 balas, de Alex de la Iglesia), Alicia Bustamante, Manuel de Blas, Anthony Blake, Carmen Machi o el gallego que se estresaba, Manuel Manquiña. Ponferrada tuvo ayer el privilegio de ser el escenario de la premier de este trabajo rodado en su mayor parte en Alcalá de Henares, con exteriores de La Habana. El director no se andaba con rodeos en la presentación. Se trata de una comedia clásica, en el sentido de que cuenta con una estructura cinematográfica al uso, que va hacia adelante, que cuenta una historia lineal, pero al mismo tiempo con un trasfondo especial, porque cuenta asuntos y situaciones que no forman parte del universo cotidiano de la gente normal. Por ejemplo, todo lo que ocurren en la parte cubana, para la gente es muy sorprendente por sus contenidos subrrealistas. Es lo que en América han dado en llamar los literatos y cinéfilos como el «realismo mágico». Y en cuanto a la parte española de la película, según Alexis Valdés, lleva su contenido «sui generis». Es una película que trata de enganchar al espectador con un encadenamiento de sorpresas. Valdés la define como un género de cine de comedia, en el que un hombre o una mujer, el protagonista, siempre está inmerso en problemas que nunca tienen fin. A este protagonista se le presentan todos los obstáculos posibles para conseguir lo que todo el mundo espera dentro de la sala, que no es otra cosa que alcanzar el amor de su vida. «En una película realista, en un drama social, ya se sabe que al final el protagonista puede no conseguir sus sueños, y eso forma parte de la amargura de la vida, pero en esta película que presentamos no nos lo perdonarían; nosotros le ponemos a este protagonista los doce trabajos de Hércules, pero para que lo logre», resumía el director de la cinta. Alexis Valdés incidía en que la película busca «hacer pasar un buen rato» al espectador, sin utilizar escenas groseras o estúpidas. Para este director y actor, el cine y el teatro, en general todos los espectáculos, tienen el compromiso de no aburrir. Y es precisamente éste el lema que se impone para Un rey en La Habana. Valdés adelantó que está trabajando ya en una nueva producción, en el proceso de la escritura del filme. Dijo que su visión del mundo es un tanto escéptica, y si creyera que la vida se desarrolla con héroes que van resolviendo los problemas que luchan y van haciendo cosas maravillosas y que el mundo cada día es mejor, se dedicaría a hacer dramas. Pero, como su visión es otra, basada en el escepticismo y el absurdo del mundo, lo que algunos denominan como caos organizado, lo mejor y lo más aliviante para contar lo que ve es una comedia. «Porque si contara lo que yo veo en serio, sería un coñazo, sería desalentador,-dice Valdés-; en las películas prima más la ambición personal, escalar en el trabajo, la guerra, el poder económico; y triunfan más que el amor; y por eso opto por la comedia para que triunfe el amor, porque es mi pequeña rebeldía contra la vida». También estaba el productor, Harol Sánchez, quien contó que para presentar este trabajo, el presupuesto que manejaron llegó a 2,8 millones de euros.