La cúpula de UGT exigirá a LM un plan de futuro y culpa a CC.OO. de las crisis

El secretario general de la Federación Estatal de Metal de la UGT, Manuel Fernández López, el histórico Lito, afirmó ayer en Ponferrada que su sindicato, si los trabajadores de LM lo respaldan en las próximas elecciones, exigirá a la dirección de la multinacional de palas eólicas un plan de futuro para la compañía. Lito, como el resto de miembros de la ejecutiva estatal, regional y provincial de la organización, que le acompañaron ayer en la asamblea que celebró en la factoría de Santo Tomás, indicó que la eventualidad en esta fábrica es «escandalosa». Lo hizo al hilo del último ajuste de más de cien empleos, que LM ha justificado por la baja de pedidos de palas. Y aunque inicialmente se mostró tímido en sus acusaciones a CC.OO., que tiene una amplia mayoría en el comité, terminó culpando a este sindicato del desencanto de la plantilla y de no contribuir ni a la planificación empresarial, ni tampoco a la implantación de una serie de criterios que impidan la discrecionalidad en las rescisiones de contrato. De hecho, el líder del Metal de la UGT, como el secretario provincial, Manuel Luna, como el responsable comarcal, Miguel García, no ocultaron en ningún momento que el motivo central de la visita a LM -aunque también se reunieron con la patronal- es desbancar a CC.OO. en el comité de empresa el próximo día 2, fecha de las elecciones sindicales. «Es una de las empresas que llamamos blancas para la UGT, y por eso tenemos especial interés en ella», admitió Lito, que además destacó que la eólica está considerado como una de las principales compañías de la provincia. Además, no creen que su emplazamiento en el Bierzo corra un peligro inminente. «Esta empresa lo que necesita es estabilidad. Tener que garantizar que tiene vocación de mantener un determinado producto u otro alternativo. En mi opinión -agregó el veterano sindicalista- todavía tiene un largo recorrido». A su juicio, lo que no ha conseguido la representación de CC.OO. hasta ahora es detener las «extrañas» oscilaciones entre los 600 y los 300 empleos en la plantilla.