Aprender para seguir caminando
Luis, un pequeño vallisoletano, inauguró ayer un proyecto pionero auspiciado por Adampi y la Escuela de Fisioterapia de Ponferrada para la rehabilitación de niños con agenesias
Se llama Luis, aunque también podría ser Mario, Francisco o María, y ayer empezó, a punto de cumplir los cuatro años, su primera clase de rehabilitación en la Escuela de Fisioterapia de Ponferrada. Él, como otros ocho niños y niñas en Castilla y León, necesita de varias prótesis para poder realizar una vida normal al padecer agenesia (discapacidad física de nacimiento). Esa clase, primera de un proyecto auspiciado por la Asociación de Amputados (Adampi) y la Escuela de Fisioterapia berciana, servirá junto a otras muchas para valorar su situación y poder mejorar una funcionalidad que debe llevar a todos estos niños a integrarse de manera total en una sociedad en la que, según denuncian sus padres, no cuenta con los resortes asistenciales y necesarios para en cierta medida paliar las carencias de las personas que sufren la amputación de alguno de sus miembros, en especial cuando esta se refiere a niños. Pero la fuerza de voluntad de los padres de Luis, como los de los otros niños afectados con agenesia, les ha llevado a superar tantas y tantas adversidades, un coste económico considerable y una deficiente red asistencial debido a la falta de profesionales especializados en el tema (en Valladolid, ciudad en la que residen no hay médicos con experiencia en agenesias). Para ello, junto a otras muchas familias han puesto en marcha Adampi, asociación que en apenas un año ya cuenta con cincuenta asociados en la comunidad de Castilla y León. Precisamente la citada asociación junto a la Escuela de Fisioterapia de la Universidad de León han sido capaces de poner en marcha un proyecto pionero que pretende auspiciar un estudio más completo de estos niños con discapacidades a la vez que lograr la financiación necesaria para que la investigación repercuta en una mejor calidad de vida para los afectados. Ese proyecto inició ayer su andadura con Luis y seguirá con otros cinco niños procedentes de Salamanca, Segovia o Ávila. Su desarrollo consistirá en que cada semana el grupo de fisioterapeutas que dirige Jesús Seco atenderá a un niño procediendo a una valoración integral de su funcionalidad con vistas a mejorarla. Una primera fase vendrá determinada por pruebas de equilibrio, movilidad y fuerza (hasta quince pruebas) para las que se utilizarán todos los adelantos tecnológicos. A estas le seguirá una segunda en la que se analizará la marcha a través de tres dimensiones. Todo se materializará un estudio por el que se orientarán los mecanismos de mejora en la funcionalidad del afectado, tanto en lo que se refiere a la labor de fisioterapia como de ortopedia. Luis y sus compañeros de clase lo tendrán muy en cuenta.