Diario de León
Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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HACE unos días, mientras tomaba una sartén de huevos rotos en La Manduca, se me ocurrió escribir algo acerca de este bar-restaurante ponferradino. A veces a uno se le ocurren ideas. Por cierto, las sartenes de huevos rotos se están poniendo de moda en todo el país. En Valladolid, Salamanca o Madrid, por citar sólo algunas ciudades, a la gente le entusiasma este plato sencillo pero bien rico. Bueno, depende de quien lo prepare. Es como si de repente al personal le gustara la sencillez a la hora de comer. La verdad es que a los bercianos siempre nos ha gustado lo sencillo. No somos como los franceses, a quienes les encanta la «nouvelle cuisine», las pijadinas oh là là y esas delicatessen donde te rechupas los dedos a falta de comida abundante. Me sorprendió que una de las camareras de La Manduca me pusiera una especie de mantelito en forma de DIN A4 en la que está estampado el cuadro de «Los Borrachos» de Velázquez. Eso me cautivó. Al verlo se me encendió como una luz de candil. Que me pusieran encima de la mesa una copia de este cuadro fue motivo más que suficiente para captar mi atención. Qué cosas tiene la vida. La Manduca es uno de esos bares en los que siempre me he sentido bien. Suelo ir de vez en cuando. Los Borrachos o el triunfo de Baco es un cuadro por el que siento gran admiración. Velázquez es uno de mis pintores preferidos. Recuerdo que siendo un niñín me impresionó ver en algún libro ese cuadro cuyo título es «El conde Duque de Olivares». Desde entonces quedé enganchado a este maestro de la pintura. Los Borrachos es un buen cuadro para captar la atención de los comensales. Invita al yantar y sobre todo al beber. Tal vez sea este un buen método para estimular las papilas gustativas de los clientes. Por lo demás, es esta una forma adecuada, amén de correcta, de despertar la sed en el comensal. Si uno se fija en el cuadro te entran como ganas de trasegar miedros de vino. Es La Manduca un lugar bien agradable, que hace honor a su nombre, pues en este bar-restaurante se toman buenas tapas, se come mucho y bien. Conviene acercarse sobre todo durante los días de semana porque el fin de semana se llena hasta los topes. El encanto de La Manduca no sólo reside en sus pinchos y tapas sino en quienes lo regentan, Miguel y Josefina, que logran que el cliente se sienta a gusto. Josefina es muy amable y hospitalaria, y Miguel es un ameno conversador, y además hace un embutido delicioso en su tierra paramera.

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