Saint Sulpice, Rosslyn, Ponferrada

Aseguran que el autor del Código da Vinci se parte de risa con los miles de turistas que han elegido sus obras como guías para conocer París o Londres. Que se detienen absolutamente crédulos, buscando la pirámide invertida del Louvre, los secretos de Saint Sulpice, o explorando la capilla escocesa de Rosslyn en pos de un resquicio que les conduzca a su cámara secreta. Ponferrada y su castillo, sin embargo, llevan ya unos años de adelanto a la pasión por Dan Brown, aunque pueda parecer lo contrario. Y ayer volvieron a convertirse en el epicentro de ficción del orbe templario. El desfile de los caballeros -en mayor número tal vez que nunca- inundó las calles de la ciudad. Y la comitiva, con el Arca de la Alianza y el Santo Grial, recién llegados acaso de Rosslyn, fue aclamada por centenares de vecinos y visitantes, que terminaron siguiendo solemnemente el juicio del maestre Guido de Garda y sus acólitos hacia un nuevo destierro. Fue, sin lugar a dudas, el acto estrella del segundo día de la Noche Templaria, organizada por el Ayuntamiento de Ponferrada, y que al cierre de esta edición aún tenían pendientes valiosos actos. El depósito de las emblemáticas reliquias en lo más recóndito de la fortaleza; la celebración de las justas entre los caballeros de la orden y sus enemigos en la explanada del albergue, y luego también una sabrosa degustación gastronómica en la plaza del Ayuntamiento, animada por el grupo teatral Rasmukale. El desfile estuvo precedido por el acto de ordenación de los Caballeros Templarios frente al albergue de peregrinos y culminó con las tradicionales justas medievales. Durante el día, el mercado medieval y la venta ambulante continuó en activo ofreciendo todo tipo de productos artesanales tan originales como infusiones de chocolate, plata y esmalte al fuego, artesanía de clavos de herradura y dulces muy tentadores al paladar como rosas del desierto o troncos de amor. Decenas de niños se agruparon en la plaza del Ayuntamiento para disfrutar de juegos medievales como el lanzamiento de caña y herraduras, rompecabezas de decoración mudéjar y otros tableros de origen remoto. Los miembros de Mamarro Teatro se encargaron de amenizar a los pequeños con estos juegos y otras actividades lúdicas como la fabricación de ondas medievales de lanzamiento o diseño heráldico.