Joan Manuel Serrat en Bierzo yalma Carmen París y Baroque and blue

El ambiente no podía ser más adecuado. Un paisaje y un escenario de leyenda para recibir a toda una leyenda. El de ayer no fue un concierto más, fue una demostración de lo que el arte produce en las personas. Admiración y respeto. Esas fueron las palabras que llenaron las quinientas sillas que se habilitaron en la noche de ayer en el claustro del monasterio de Santa María de Carracedo para escuchar a Joan Manuel Serrat. Una gran ovación recibió al cantautor catalán, que se hizo esperar aproximadamente veinte minutos. Tras la ovación, el silencio lo envolvió todo. Se puede decir que se oía el silencio entre las cuerdas de su guitarra y las teclas del pianista que lo acompañaba, Ricard Miralles. Era el silencio de los que escuchaban con admiración y con satisfacción, de los que no desperdiciaban el oír la voz del cantautor con sus voces coreando al alza, sino que disfrutaban acompañando con leves susurros. «Gracias por habernos invitado a su casa, porque ya sabemos que como en casa no se está en ningún lado», dijo emocionado Serrat, al mirar el paisaje desde el escenario. Y entonces llegó uno de los momentos más esperados por muchos, tal vez el más ansiado por todos. La canción Mediterráneo, en la versión íntima que caracteriza el espectáculo que el catalán presentó ayer, y que lleva por título «Serrat 100x100», acompañada de piano y guitarra, y que arrancó la emoción primero y los aplausos fervorosos después de un público entregado. Eran personas que rondaban los cuarenta los que estaban ayer viendo al maestro inaugurar la segunda edición del Festival Mirador de la Reina. Eran quinientas personas de prácticamente una misma generación las que ayer disfrutaron del recuerdo de un pellizco de la historia, y por qué no, de un pellizco de sus vidas, rememoradas en las letras de las canciones de siempre de un cantautor siempre comprometido con sus realidades, las realidades que a todos ellos casi al unísono les tocó vivir años atrás. No faltó ningún clásico, todos estuvieron presentes en un concierto en el que se puede decir que el cantautor, que volvía después de luchar contra el cáncer, se encontraba fuerte, entero, y como en casa. El segundo Festival Mirador de la Reina ha nutrido su cartel de tres grandes artistas. Tras la actuación de ayer de Joan Manuel Serrat, la noche de hoy le toca el turno a Carmen París, una catalana, zaragozana de adopción y de sentimiento, que acude al Monasterio de Carracedo a presentar al público su nuevo disco, «Pa mi genio». En la última de las citas del Festival, la de mañana, el relevo lo tomarán el «Cuarteto Baroque and Blue», que presentan una fusión de riqueza armónica de los ritmos del blues y del jazz. Todos los conciertos tendrán lugar a las 22.00 horas.