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| Análisis | El asociacionismo comarcal a examen |

Asociaciones: Pocas pero peleonas

La denominada sociedad civil berciana reúne a medio millar de entidades de todo tipo, donde apenas una docena supera los mil socios. Todas, eso sí, con directivas muy activas

En los últimos años han proliferado las oenegés de género y de atención a colectivos inmigrantes

Publicado por
Alejandro J. García - ponferrada
Ponferrada

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Tocqueville, como buen ilustrado, fue el primero en utilizar el apelativo de «sociedad civil» para describir la esencia, el entramado que el pueblo soberano protagonizaba como sustento o pilares de un Estado, un ente superior que rija los destinos de la nación. En aquél caso la norteamericana. Pues bien, desde entonces, y tres siglos después, para saber realmente si una sociedad moderna y democrática está «viva», es «fuerte», se tiene que echar la mirada a momentos cumbre, como la respuesta de ayuda a otro país o a otra región que ha sufrido un desastre natural o que pide auxilio en situaciones límite. O también enumerar y cuantificar cuántas asociaciones de todo tipo componen, como tejido nervioso, el cuerpo de la sociedad en la que nos hayamos inmersos. Los expertos consultados coinciden: El Bierzo tiene una sociedad civil pequeña, a penas medio millar de asociaciones, sin embargo, «muy reivindicativas, peleonas». En la Junta tienen un registro de 220 asociaciones, en el Consejo Comarcal del Bierzo 120, en el Ayuntamiento de Ponferrada poco más de 200, y en el resto de ayuntamientos casi 300 más. ¿Por qué se sabe? La constancia más feaciente es el goteo incesante de peticiones de subvención que, año tras año, ejercicio tras ejercicio, reciben las instituciones públicas por parte de las asociaciones. Éstas, como afirma Emilio Zapico, presidente de la Federación de Vecinos de Ponferrada, con 3.000 socios, se quejan de que «nos hacen poco caso. No podemos andar mendigando una subvención para una infraestructura mínima, una oficina, una mesa, una silla y un ordenador, que es lo mínimo para que en un barrio se pueda empezar a funcionar». Esta queja se repite en infinidad de ámbitos, pero lo cierto es que también se da la picaresca de registrar una asociación con unas mínimas firmas requeridas y luego «ser tres y el del tambor». Otros, como el historiador José Antonio Balboa, inciden en la idea de que «hay muchas, pero con pocos afiliados y socios. Se nota mucha actividad en movimientos ecológicos, medioambientales. Incluso hay cierto auge en las de carácter cívicoreligioso». El sociólogo Gerardo González Zabaleta dice que «lógicamente siempre queremos algo más y hasta es posible que las asociaciones tengan parte de razón, pero los medios son limitados y por lo tanto la ciencia económica ha de aplicar la razón. Los modernos medios de control ayudados por la informática pueden aproximar la justa distribución». Se diría que las asociaciones de vecinos, las apas de los colegios, las cofradías y las recreativas, amén de las deportivas, componen el grueso del asociacionismo berciano. Ejemplos de ello lo son los 3.000 cofrades del Ecce Homo de Bembibre, los 1.100 amigos del Morredero, 700 cofrades en Cacabelos, 650 socios del Instituto de Estudios Bercianos o las veteranas y legendarias asociaciones recreativas como El Casino con 3.000 socios en Ponferrada, entre otras. Un capítulo aparte lo merecen los partidos y sindicatos, según el Ministerio del Interior a día de hoy existen nueve partidos registrados netamente bercianos, más diez sindicatos. Otra cosa es saber realmente cuántos afiliados tienen. Siete colegios profesionales tienen representación berciana, aunque también aquí sorprendería descubrir la realidad de cada colegio, pues casi todos no ven reflejado su número de colegiados en sus directivas provinciales.

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