| Reportaje | Gastronomía y artesanía, de la mano |
El ajo como reclamo, la fiesta como fin
Casi diez mil personas visitaron la Feria de San Miguel de las Dueñas, cita en la que participaron cien puestos llegados de todo el Bierzo, Castilla y León, Galicia y Asturias
Si el año pasado cerca de cinco mil personas dieron testimonio de las excelencias de la Feria del Ajo de San Miguel de las Dueñas, ayer esa cifra se quedó en mera anécdota y anticipo de los que iba a suceder un año después. En su segunda edición, esta propuesta que coincidente con las fiestas de San Bernardo logró reunir a cerca de diez mil personas entorno a un producto, el ajo, que se vio acompañado por otros condimentos, tanto gastronómicos como artesanales. A lo largo de las calles Las Eras, la Estación y la plaza La Picota un centenar de puestos ofrecieron al visitante un repertorio de sensaciones en las que el gusto, la vista y el olor compartieron actividad. Los ajos, no cabe duda, fueron los grandes protagonistas de la feria, respondiendo a una demanda que al filo del mediodía había acabado casi con las existencias. A cinco, seis u ocho euros, las ristras de ajos fueron desapareciendo de los puestos para agrado de los vendedores y satisfacción de los cientos de personas que no se perdieron la oportunidad para hacer acopio de un condimento indispensable en la cocina española. Pero junto a los ajos, otros productos lograron acaparar la atención de los miles de vecinos y visitantes que discurrieron a lo largo de la jornada por la feria. Alfarería de Jiménez de Jamúz, cuchillería de Oviedo, frutos secos, panadería o dulcería y hasta bisutería tuvieron su porción de protagonismo y, no cabe duda, de interés. Desde primeras horas de la mañana, momento en el que tras su inauguración oficial quedó abierta la feria, cientos de personas fueron pasando, mirando y en muchos casos comprando desde los tradicionales ajos (unos treinta puestos vendieron este producto) hasta collares, pasando por cuchillos, alfarería, pan y, claro está, las tradicionales empanadas. Hasta un puesto de pulpo hizo acto de presencia en una feria que en su segundo año ha logrado convertirse en un referente en el calendario berciano. Las casi diez mil personas que a lo largo del domingo pasaron por ella así lo atestiguan. Pero la fiesta de San Miguel en honor a San Bernardo contó con muchos más condicionantes lúdicos. El tradicional partido entre solteros y casados de la localidad, el espectáculo infantil de títeres medievales, el mago Rufus y los payasos comediantes o el espectáculo de fuego y malabarismos a cargo de los Chacarelli completaron un programa que a lo largo de tres días ha contado con la participación masiva de niños y mayores, de vecinos de San Miguel y visitantes y, en suma, de una dama llamada diversión que, en el verano de esta localidad ha puesto todo su empeño para hacer de la fiesta en honor a San Bernardo y la feria del ajo algo atractivo para todas las edades y gustos.