El Bierzo, un infierno con ángel caído

AGOSTO fue el mes de parón vacacional institucional y para los que vivimos de alguna forma u otra en torno a este particular ámbito o contexto, sin embargo, la vida nos dio una lección más recordándonos que continúa. Y eso, a pesar de políticos, periodistas y todos aquellos que intervienen en la mal llamada opinión pública. Ya saben, una cosa es lo que se publica y otra muy distinta lo que acontece. Y sin embargo, en este mundo catódico y mediático, si algo o alguien no sale en los papeles y las teles es que símplemente no existe para el resto de los ciudadanos de esta aldea global. Aldea, por otra parte, cada vez más local y universal a la vez. Así es la contradicción relativista y existencial del siglo XXI. Y dicho esto. Agosto fue el mes de los incendios. Cifras, aún no oficiales, son reveladoras: 7.480 hectáreas quemadas. El Bierzo ha ardido literalmente por los cuatro costados. Incluso para los habitantes de Ponferrada, ya se había colado delante de nuestras mismísimas narices con el deplorable fuego del simbólico monte Pajariel. Una lacra y una vergüenza, además de una agresión a la vista. Toma geroma para que nos acordemos de los muchos pueblos que lo sufren y a penas les hacemos caso. Si «arrancar» el Centro del Fuego fue todo un logro para León en los afanes centralistas vallisoletanos, queda clarísimo que éste debería haberse ubicado en Ponferrada, que es el triste centro neurálgico del incendio regional por antonomasia. No estaría mal que Junta y Consejo se pusieran de acuerdo para crear ese macroparque de bomberos que solucione los cientos de problemas flamíferos que padecemos los que habitamos esta bella comarca. Amén de la política de repoblación cabal, mantenimiento y limpieza del monte, así como de aprovechamiento económico controlado que sufrage esta riqueza natural que nos estamos cargando entre todos. Sí, no me olvido de los pirómanos: pastores, chalados, sicarios de turno... o quienes engrosen esta larga lista. Jarabe de palo con ellos sin contemplaciones. Desde servicios a la sociedad, pasando por multas pecuniarias y acabando con cárcel si es menester. ZP hazlo. Y por último, si agosto convirtió al Bierzo en un infierno, también éste tiene su ángel caído. Bueno, mejor dicho, un Ángel que se cayó solo, porque como dije aquí, él mismo se autoexpulsó. En el PP ya ni le hacen caso. «Si no está a gusto que se vaya», dicen. Y él erre que erre con el terrorismo mediático aprovechando la modorra estival. «Culebrón de verano», Amilivia dixit. Cierto.