Isabel Carrasco tenía razón

COMO en el cuento, tuvo que venir el lobo para que nos diéramos cuenta del peligro. Mientras a nivel estatal, el mundo político y económico está convulsionado por las consecuencias e importancia del intento de compra mediante una OPA hostil desde el entramado de Gas Nautal, entiéndase La Caixa, osea, el tripartito catalán, a Endesa, o lo que queda de ella tras su privatización pepera. A nivel regional, Juan Vicente Herrera hablaba de una «operación mercantil a la que hay que estar atentos». Pero su amigo personal y presidente de la Diputación, Javier García Prieto, ha puesto el dedo en la yaga: «será el fin del carbón, de la minería o de lo que queda de ella». Los sindicatos, se supone, bastión de la izquierda más radical, tuvieron que ver cómo un gobierno socialista realizó la gran reconversión del carbón y, casi una década después, como otro gobierno socialista le da el golpe de gracia. Ya saltaron chispas en Rodiezmo cuando Zapatero dijo eso de: «En dos meses tendremos un nuevo Plan del Carbón». El catalán y ministro Montilla, será el brazo ejecutor de un pago más para la estabilidad gubernamental a nivel estatal. Al final, va a resultar que Victorino Alonso es el menos malo de esta sucia (por el dinero, no por el carbón) película. Pero yo quisiera aquí dejar constancia de que si en Castilla y León tuviésemos una caja de ahorros fuerte, tal y como fue el deseo de Isabel Carrasco cuando ejerció de consejera en la Junta, algo más pintaríamos en el concierto económico y político nacional. Todos la tildaron de dictatorial, de quererse buscar una salida política en un trono presidencial de una macrocaja que fusionase Caja España y Caja Duero. Asistí, en tareas informativas, a interminables reuniones y al debate de la nueva Ley de Cajas de nuestra región. El tiempo ha dado la razón a Isabel. Tenemos dos cajas de ahorros más dedicadas a guerras internas y con la mirada puesta hacia conservar su influencia y poder local que a otra cosa. Por muchas sucursales que abran fuera de la región y pequeños logros allende las nueve provincias. Baste recordar, como muestra, que Caja España está presidida por un candidato de la UPL y el PSOE, no del PP, lo que elimina toda duda de intervencionismo de la Junta. Isabel, tuvo en sus manos incrementar ese intervencionismo, pero defendió hasta quedar afónica que lo importante era la gestión, la fortaleza y el dinamismo. Sin embargo, en breve, Caixa y Caja Madrid, dirimirán el futuro de miles de bercianos.