Siete coches por un periquito

Iban por siete coches y al final se llevaron a un periquito y su jaula. Pasó en Villafranca. El argumento de cualquier guión del cine de humor llevado a la realidad. Al parecer, según el relato de los vecinos, en la noche del lunes al martes varios ladrones intentaron robar los coches situados en la calle Calvo Sotelo, a la altura de la sede de la Cruz Roja. Los ladrones aprovecharon la soledad de la noche para tratar de robar un vehículo. Primer intento fallido. Su destreza en el «arte» del hurto sólo consiguió reportarles una vieja calculadora como botín. Una puerta hundida y numeroso destrozos a cambio de hacer bien las cuentas. Lejos de cesar en su empeño, los cacos probaron suerte con un segundo coche. Esta vez la jugada no les salió tan mal, el vehículo no se movió ni un milímetro del aparcamiento pero el depósito quedó vacío de gasoil. Por lo menos el combustible les servirá para algo más que para hacer un par de cuentas sin utilizar la cabeza. Tras este nuevo intento vinieron cinco más, cinco nuevos coches que trataron de robar... y cinco nuevos fracasos. Puertas hundidas, ventanillas rotas... y el botín semivacío. Comprobada su incapacidad para robar un vehículo, fijaron un nuevo objetivo un tanto más fácil de sustraer. Los ladrones decidieron llevarse la jaula de un periquito, mascota incluida, que reposaba en la ventana de una casa colindante. Al menos demostraron conocer a la perfección la teoría que afirma que ante una situación de estas características es mejor no dejar ningún testigo.