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La Guardia Civil detuvo la noche del viernes como autor, a José Antonio López, de 40 años

Un perturbado degüella a su padre y malhiere a su madre en La Portela

El homicida atacó con un cuchillo a sus progenitores después de una discusión familiar

Publicado por
R. Arias - ponferrada
Ponferrada

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Un desequilibrado psíquico mató a cuchilladas la noche del pasado viernes a su padre e infirió graves heridas a su madre en la localidad berciana de La Portela (Vega de Valcarce). El parricida, José Antonio López Gómez, de 40 años, fue detenido por la Guardia Civil después de que vecinos del pueblo alertasen telefónicamente a la benemérita de un fuerte altercado en el domicilio familiar. Cuando los agentes lograron registrar la casa, pasadas las 23.00 horas, encontraron los cuerpos de José Antonio López Solís, de 78 años, y Angelines Gómez, de 68, «en medio de una balsa de sangre», según la descripción de un vecino y testigo del hallazgo. Tanto el padre como la madre del agresor se encontraban aún con vida. El progenitor falleció prácticamente nada más llegar al Hospital del Bierzo, en Ponferrada. La madre, que fue intervenida quirúgicamente durante la madrugada del sábado, y que presentaba diversas heridas de arma blanca en el cuello y la cara, se encontraba en estado grave, aunque fuentes médicas indicaron a este periódico que su evolución se promete satisfactoria. Denuncias previas y tensión El fallecido, que era conocido en el pueblo de La Portela y sus alrededores como Solís, presentaba un gran corte en el cuello, que a falta de los datos de la autopsia, podría haber resultado capital a la hora de desencadenar la muerte. El suceso conmocionó a la decena de vecinos de la localidad. Sobre todo, porque entre el momento en el que se inició la discusión y el instante en el que se realizó la detención del parricida y se descubrieron los cuerpos, transcurrió casi una hora de enorme tensión. Aunque el homicida había intentado agredir en más de una ocasión a sus padres y ya había sido denunciado, con el resto de vecinos no había pasado de los insultos. «Caminaba y hablaba él solo de un lado a otro, pero se veía venir que algo iba a pasar», reveló un lugareño.