La militancia de Ponferrada examina al portavoz Saavedra

El flamante portavoz municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Ponferrada tuvo ayer una noche con sabor agridulce. Ricardo González Saavedra se sometió al sentir de la militancia de la principal agrupación de la comarca. En la reunión de la agrupación local escuchó un poco de todo. No hubo voz unísona. En líneas generales, la postura de la dirección del partido sí fue la cerrar filas y hacer un llamamiento, casi en un tono de queja desesperada, a la unidad. Sin mucha crítica para no herir las sensibilidades que todavía están a flor de piel. Ésta sería la única tabla de salvación para poder aspirar con mayor optimismo a ganar las elecciones y desbancar de la alcaldía a Carlos López Riesco. Hubo en la reunión quien no se mordió la lengua y echó en cara a Saavedra que intente ser presidente en el Consejo Comarcal del Bierzo y oficiar de portavoz de la oposición en la segunda institución de la comarca, el Ayuntamiento de Ponferrada. A Saavedra le dijeron que estaba dispuesto a morir como un samurai, y que como él había dado el primer paso, el resto prefirió replegar sus aspiraciones. Pero la frase machacona retumbaba en la sala una y otra vez: «No se puede gobernar en un lado y ser oposición en otro; no debe haber dualidad», le dijeron, lo que llegó a despertar alguna mueca de sorna entre los afiliados y enfados encontrados. Pero, finalmente, la postura dominante fue la de arropar a Saavedra e intentar corregir errores del pasado, en donde el partido había dejado un tanto a su suerte al grupo municipal de Ponferrada. En la reunión de la agrupación local del PSOE de Ponferrada estaba el saliente portavoz, Roberto Rodríguez, quien volvió a explicar que lo deja por motivos personales. También estaban destacados militantes con peso en el partido, como Conrado Alonso, Rita Prada y otros conocidos sindicalistas. Antonio Vega, otro de los destacados, ausente, puesto que el lunes había emprendido viaje a Cuba. Lorenzo Gallego tenía ensayo de teatro con el Conde Gatón. Orallo, el secretario, puso la voz de la unidad diciendo que ahora sólo caben estrategias de colaboración y cooperación, y que, si ganan en Ponferrada, otro viento correrá tras las elecciones, ya que no se pueden permitir el lujo de dar un espectáculo de enfrentamiento interno. Al final, dos militantes, en su paranoia, intentaron echar del edificio a un periodista por «espía», (¿ ...?).