Diario de León

Leyenda y expolio en Cornatel

Las excavaciones realizadas por la Fundación del Patrimonio en la fortaleza de Priaranza dejan patente la magnitud de los socavones causados por quienes buscaron falsos tesoros

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Manuel Félix - ponferrada
Ponferrada

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La leyenda propagada en el tiempo sobre la existencia de grandes tesoros ocultos entre los muros del castillo de Cornatel (Priaranza del Bierzo) fue una de las causas que propició el gran expolio y deterioro en el que se encuentra esta fortaleza, con orígenes en el medievo y con su mayor esplendor en tiempos de los condes de Lemos y marqueses de Villafranca. La codicia de los buscadores de tesoros inexistentes ocasionaron heridas irreparables en la fortaleza, ya que provocaron grandes socavones, perforaciones de pozos y zanjas de saqueo. Todo esto es lo que ha acelerado el avanzado deterioro de la fortificación. A esta conclusión han llegado los arqueólogos de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, que en los últimos meses han estado trabajando en la zona, y que ahora han dado por concluidos los primeros estudios y operaciones de campo. La afición a las leyendas sobre los castillos en general, y en el caso del de Cornatel sobre las fábulas de los Templarios y el Santo Grial, han alimentado durante siglos las acciones furtivas e ilegales, despojando de su pasado esplendoroso a esta edificación, que ahora intenta resurgir de nuevo de sus cenizas. El uso de la piedra del castillo para construir casas de particulares puso el resto. Las piezas arquitectónicas de valor o decorativas, la preciada heráldica, (tan al gusto de los poderosos de aquellos tiempos), desapareció. Los sillares, dinteles, y hasta los marcos de puertas y ventanas fueron pasto de la codicia y la ignorancia y ello hace difícil precisar el pasado histórico de este reducto arquitectónico. Quienes han estado trabajando en la excavación del castillo de Cornatel dicen que resulta especialmente interesante la documentación completa de los restos de una pequeña torre exenta, dentro del recinto, que ya se adivinaba antes. Su limpieza permitió sacar a la luz su fuerte estructura y su planta rectangular, con afloramientos de roca en el piso inferior. Los especialistas interpretan de ella una obra medieval antigua, anterior al castillo que vemos en la actualidad y asociada al inicio de la fortificación del cerro. Otro aspecto que destacan son los machinales (huecos en la pared para encajar las vigas que sujetaban los adarves volados originales). Su documentación servirá para situar con fidelidad las pasarelas sobre las murallas, que en un futuro recorrerán los visitantes de la fortaleza. Cabe recordar que en ella se van a invertir 1,2 millones. Los trabajos arqueológicos realizados no han generado demasiados hallazgos de objetos y materiales. Sí se pueden mencionar fragmentos de ollas cerámicas de la época bajomedieval y moderna (Desde el siglo XIV al XVI). También piezas metálicas como alfileres, dardos, punteros o hebillas. Los investigadores han documentado estructuras previas a las dependencias que construyó el conde de Lemos en el siglo XV. Una plataforma de piedra y cal, que facilitó el asiento del castillo y al que se adosaron las construcciones bajomedievales y la muralla que conocemos y que recorre el cerro. Nuevos restos También se han encontrado nuevos restos de los accesos a la planta baja de la sala principal de la vivienda del conde. La limpieza permitió igualmente reconocer diferentes reformas aplicadas en la fortificación. Al desescombrar la zona doméstica, cerca de la entrada original y la zona de recepción, se comprobó que el suelo es de roca irregular. También se ha sabido que al lado había un aljibe para recoger el agua de lluvia de los tejados. Se conservan restos de revoco con coloración roja. Ahora, una vez terminado el trabajo arqueológico, La Fundación seguirá acondicionando las ruinas para su visita turística y se señalizará todo el recorrido.

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