Los expertos sitúan al Bierzo a la cabeza de la atención sanitaria en el Camino

El Bierzo ha sido a lo largo de los siglos uno de los referentes sanitarios dentro del Camino de Santiago. Ese aspecto protagonizó ayer la mesa redonda en la que profesionales de la sanidad analizaron su pasado, presente y futuro ligado a la ruta jacobea. Para Gregoria Cavero, catedrática de Historia Medieval de la Universidad de León, «el Bierzo ha sido siempre un lugar en el que el peregrino se ha sentido no sólo acogido sino atendido sanitariamente. Una prueba de ello la representan los más de treinta centros catalogados de atención a las personas con lepra o los nueve hospitales que ha tenido Ponferrada, los cinco de Cacabelos o los seis de Villafranca y los dos de Molinaseca. Un número que muestra la relevancia de esta comarca en materia de infraestructuras dentro de la ruta jacobea». Félix Rapún, gerente del Hospital de la Reina, hizo también hincapié en esta circunstancia, máxime como responsable de un centro que lleva funcionando desde el año 1498, el mismo en el que empezó a atender a los peregrinos que por unas causas u otras necesitaban del preciso cuidado sanitario. Para Rapún, «cinco siglos es mucho y lo dice todo en un hospital que nació como servicio a la población berciana y que a lo largo de toda su vida ha tenido a miles de pacientes peregrinos». Este año han pasado por el Hospital de la Reina más de doscientos, cifra que le convierte en el principal punto de referencia en este apartado en Ponferrada. La mesa redonda de ayer contó también con la presencia del gerente de Atención Primaria, Eduardo Criado, el catedrático de Historia del Gil y Carrasco, Vicente Fernández, y la médica y peregrina, Ibai Molero. Precisamente el primero de ellos destacó la importancia de la infraestructura sanitaria que presenta el Bierzo, sin duda alguna cada año mejor. El repaso a la situación actual de la prestación sanitaria al peregrino tuvo también parada en la evolución de esta pasando desde aquellos rudimentarios medios de al Edad Media en la que la medicina convivía con ciertas costumbres entre las que se encontraban la práctica de ofrecer caldos a las mujeres embarazadas o la de practicar curas caseras, pero efectivas para las heridas que a muchos peregrinos producía el Camino.