La invasión irmandiña

HACE siglos, fue famosa por estas tierras la rebelión irmandiña, en la que siervos y agricultores sobre todo gallegos protagonizaron una revolución que hizo temblar palacios y haciendas nobiliarias y que llegó hasta el mismísimo Castillo Templario de Ponferrada. De ahí no pasaron. Pues bien, desde aquí al lado, desde Orense, Antxo Quintana, líder de los nuevos irmandiños denominados Bloque Nacionalista Galego, se anunció estos días el anhelo de anexionarse El Bierzo como quinta provincia Gallega. O algo así. Vaya por Dios. Ya tenemos una revuelta irmandiña del siglo XXI. Sólo que esta vez en vez de ser a base de mamporros y espadazos se dirime en los medios de comunicación con declaraciones de los representantes institucionales de todo tipo. Al menos en algo hemos avanzado. A mi modesto entender, esto no pasa de ser una salida de tono por aquello de la moda nacionalista que nos invade a esta piel de toro que es España. El Bierzo es singular, sí, y como singular que es tiene zonas gallego hablantes, astur hablantes y castellano hablantes, incluso un pelín de lleunés. El Bierzo es distinto, sí, pero es León con sede diocesana en Astorga. Y punto final. Al Bierzo hay que darle lo mucho que se le ha esquilmado y potenciarle lo mucho y bueno que tiene. Pero El Bierzo es el Bierzo con más de 30.000 personas circulando por la vieja N-120 a Valdeorras todos los días sin autovía porque ni el PP, ni el PSOE se han puesto a ello. Mucho más inteligente han sido las acciones emanadas de la Administración Autonómica en tiempos de Fraga. La Xunta llegó a tener delegación o corresponsalía de Radiotelevisión de Galicia en Ponferrada, subvenciona proyectos en Villafranca del Bierzo como el Museo Casa del Padre Sarmiento y un sin fin de actividades culturales más. Eso sí era una intervención ultrafronteriza como debe ser, aportando, hermanando, potenciando la fraternidad y la unión cultural y social que nunca se ha perdido. Otra cosa son los grandes anuncios anexionistas salidos de madre que sólo buscan titulares fáciles, cabreos enormes y terremotos de baja intensidad mediática. Querido Antxo, me hablan y bien de tí, pero creo que en esto tú y tus chicos os habéis pasado tres pueblos, bueno, mejor dicho toda una comarca. Porque Galicia, vuestra Galiza, no empieza en el Manzanal, sino en Piedrafita, por los siglos de los siglos, amén.