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Publicado por
ALEJANDRO J. GARCÍA NISTAL
León

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QUE LA mayoría de los ayuntamientos gastan más que recaudan, esto es, que deben dinero contante y sonante a bancos y cajas de ahorros, es tan verdad como que usted está leyendo está columna y yo estoy escribiéndola. Hace unas semanas, concretamente en el mes de noviembre, publicamos un amplio reportaje en el Diario de León de las deudas, 62.750.000 euros, en los 37 municipios bercianos. Al elaborar un ránking en función de deuda per cápita y no por tamaño del municipio, la transparencia de la gestión de cada alcalde quedaba más clara si cabe. Si bien, es cierto que el estudio pudo tener alguna mala interpretación en sus cifras, las fuentes utilizadas fueron el INE, el Tribunal Nacional de Cuentas, el Servicio de Planificación de la Diputación de León, la base de datos de Caja España y el servicio de documentación del propio periódico. Algunos máximos ediles, media docena, se molestaron y se echaron las manos a la cabeza. Algunos con razón, y otros con menos razón. Pero libres todos de replicar y contrarreplicar. Que lo hicieron. Esa misma semana, el presidente del Consejo de Cuentas de Castilla y León, Pedro Martín, tiró de las orejas a varios ayuntamientos por llevar varios años sin presentar sus cuentas y papeles. Urge una fiscalización externa. También es verdad, que muchas anotaciones que figuran en organismos supramunicipales se computan como «gastos bancarios», «amortización de créditos» y otras que dan lugar a errores en el montante final de las deudas, metiendo en el mismo saco pagar los sellos que pagar las letras, por decirlo de forma llana. Sin embargo, no estaría de más que la fiscalización de las cuentas públicas se incrementase hasta límites insospechados. No en vano estamos hablando de nuestro dinero. Desde las que maneja una humilde pedanía, hasta las de un todopoderoso ayuntamiento como el ponferradino. Eso por no hablar del Consejo Comarcal. En los municipios intermedios y grandes se ha tomado la mala costumbre de «partir» los gastos de un mismo proyecto para eludir la obligatoriedad legal de concursos públicos en adjudicaciones engorrosas, y de la otra manera hacerlo poco a poco de forma «digital», versus a dedo caciquil que Dios te crió. Ha comenzado el año. Ha comenzado un nuevo ejercicio contable. Poco a poco el hablar de presupuestos volverá a ocupar un segundo plano, pero los problemas, los malos modos contables, las gestiones responsables y las que no, siguen ahí.