Vinos ibéricos en Estados Unidos

TODOS los estudios apuntan a que Estados Unidos será el mayor consumidor del vino en el mundo, aún a pesar de que el consumo por persona sigue siendo menor que en otros países. A pesar de la superioridad del euro frente al dólar, las exportaciones de vino europeo han crecido en este país y todo apunta a que sigan creciendo, especialmente para las bodegas españolas, que se presentan como alternativa al vino francés, con gran atractivo para el consumidor americano debido a nuestro gran patrimonio vitícola, desconocido más allá de nuestras fronteras. La clave para triunfar en los Estados Unidos, no tiene mayor secreto que encontrar un buen importador, el verdadero inconveniente es que se cuentan con los dedos de una sola mano. La inversión con vistas al futuro en este mercado es rentable, es un mercado receptivo y con intermediarios muy profesionales. Cada vez son más las bodegas españolas que visitan los diferentes estados mostrando sus vinos en ferias o sesiones de cata intensivas organizadas por distribuidores e importadores. European Cellars, una de las importadoras americanas más respetadas en el mercado del vino americano, cosechó un éxito rotundo durante las presentaciones de su portafolio, en varias ciudades americanas la semana pasada. Un portafolio donde las bodegas españolas tienen su mayor protagonismo, especialmente los vinos del Bierzo y Galicia. Hueco hay en el nutrido portafolio de Eric Solomon también para los vinos portugueses. Las catas tuvieron lugar en las ciudades de Nueva York, Boston y Chicago, con gran acogida de público profesional. Se presentaron nuevos proyectos como Cuatro Pasos, el mencía del grupo gallego Martín Codax, un proyecto que difiere bastante de la filosofía de volúmenes a la que nos tenía acostumbrado el grupo gallego. Tampoco faltaron los vinos de Bodegas Estefanía, especial relevancia tuvo su primer vino, Pieros, elegante y misterioso, con un estilo alejado de los mencías que se han hecho hasta ahora. Los triunfadores fueron los vinos blancos gallegos y portugueses, que servían de alivio al público después de catar tintos con excesiva madera y extracción: Pazo de Señorans, presentaba su nueva añada de albariño, el intenso loureiro de Quinta do Ámeal y los godellos valdeorreses de Rafael Palacios y Valdesil. Interesantes los blancos alsacianos de Julián Meyer y Bott Geyl, y realmente sorprendente el blanco de Tom Lubbe, afincado en Francia donde dirige su bodega Domaine Matassa.