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Publicado por
RAQUEL PALACIO VILA
León

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LE LLAMAN astenia primaveral. Es un conjunto de síntomas que se manifiesta en muchos de nosotros al llegar la primavera. Paradógica reacción, cuando se supone que todo revive. Es un estado de abatimiento, cansancio, apatía, que trastoca el ánimo y las ganas. Sabemos que la primavera la sangre altera, y a parte de partículas, flota la sugestión en el aire. Es bueno tomar té en estas desganadas circunstancias. Excepto a aquellos que sean convalecientes alérgicos, salir al aire libre, respirar el sol. Abrir la ventanilla del coche. Caminar sin abrigo en esta parte del mundo donde podemos vivir las cuatro estaciones. Nos alivia un poco saber que este estado de ánimo, no general pero sí muy numeroso y extendido entre cada vez más personas, se debe a la madre Naturaleza y sus procesos. Influencia externa que nos libra quizás de buscar motivos en la intrincada red de palabras, relaciones sociales, vidas cotidianas que pierden y ganan sus sentidos, días después de días en que unos se quejan de lo suyo, otros de lo ajeno. Otros eligen no quejarse, y eso es a veces bueno, a veces malo. Es bueno cuando se sabe que la queja crece y se multiplica por tantas veces como se cuente; es malo callarse si era necesario hablar. La pequeña historia de vida personal de cada uno se llena de pequeñas injusticias de este tipo, de lo dicho y lo no dicho. Y así se lían la discreción con el interés con la cobardía con los secretos con la precaución. Se podría decir que hay dos tipos de personas, las que se meten en líos y las que no lo hacen. Y dentro de esto podemos ponernos a diferenciar que las hay que los buscan y las hay que los encuentran. Se trata de construirse, al fin y al cabo, la propia isla de cada uno, un territorio habitable donde depositar y recoger lo que cada cual entendió que era la vida. Y esto es, sin duda, lo más difícil, y lo fácil. Porque hay dos motivos para no encontrar la solución a un problema que se nos presenta: que sea muy difícil... o muy fácil. Luego, el nivel de complicación está en la cabeza de cada uno, en cómo asuma y cómo interprete el problema en cuestión. Se nos une pues, esta astenia primaveral a lo ya presente, ¿qué hacer?... Tomar buen té, calmar las batallas sin importancia, alejarnos sólo un poco para mirar desde otro punto de vista, hacer caso si el día nos llama a liberarnos de alguna cosa, dejar que altere la sangre el tedio de tanto tiempo invierno.