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Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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QUIERO dedicar esta columna a una chica de la parada que tuviera el placer de conocer un día de abril en la llamada «estación de autobuses» de Bembibre. Coincidimos en la espera del mismo autobús. Ella esperaba a una amiga que llegara de León, y quien esto suscribe estaba esperando para ir a Ponferrada. El hecho de que el autobús de marras no llegara a la hora nos permitió entablar conversación. Una media hora. El encuentro resultó bien interesante. La chica es guapetona, alta, despierta. Vive en Torre, aunque estudia en el Instituto de Bembibre. Si me disculpan los lectores diré que no resulta frecuente encontrar a una chica así, simpática y abierta, en el área de la capital del Bierzo Alto. Me sorprendió que, tras su juventud, mostrara una gran madurez, lo cual me colmó de entusiasmo. No se trata de una chica alocada, que sólo piensa en las copas del fin de semana, y en flotar en el universo, como un alma en pena más. Antes al contrario, se trata de una chica con inquietudes y ganas de conocer el mundo en el que vive. Me habló acerca de sus preferencias. En junio o julio, no recuerdo ahora, hará un viaje de fin de curso a Italia. Le encanta viajar. Incluso ha tenido la oportunidad de estar, con alguna beca Miner, en Inglaterra y Toronto (Canadá). Y ahora quiere estudiar Administración de Empresas en la Universidad de León, porque de momento prefiere quedarse cerca de su familia. Le sugerí que en adelante solicitara una beca Erasmus para completar su formación en el extranjero, y aun le insinué que antes de comenzar la universidad se fuera un año a Francia o Inglaterra, como hacen los escandinavos, tan viajados e instruidos ellos, como Mikael, un danés de 19 años que conociera en el reino Disney allá por el año de 1998. La chica de Torre, lamento no saber cómo se llama, logrará su objetivo, y a buen seguro -es mi deseo- será una mujer de futuro. En su mirada inteligente y en su sonrisa vital se intuye un gran porvenir. No resulta fácil encontrarse con chicas como ésta, sobre todo de su edad y en un entorno así. Dijo ser revieja en un mundo donde el personal de su edad sólo piensa en salir de fiesta. «A mí también me gusta la fiesta y divertirme -aclaró-, pero hay tiempo para todo». «El problema de esta zona es la droga», añadió. No sé si el problema es la droga, chica de la parada, el asunto es que tú no acabarás dopada ni bajo los efectos perniciosos del abotargamiento, porque llegarás a ser grande. Un beso.