Las bicicletas no son para aquí
PUES NADA, que yo iba andando por la calle y alguien me llamó, y me dijo: ¿Tú eres el de la bici?, y yo entonces me dí la vuelta y pensé «ah! la han encontrado», porque me la habían robado el día anterior. Pensé que me iba a decir algo de mi bici. Como llevo diez años andando en bici por aquí pensé que me había visto... o algo, pero no. La tercera bici que me roban. La mujer que le hablaba no había encontrado la bici de Jorge ni había visto al ladrón. Era alguien que trabajaba (y supongo trabaja) por y para hacer posible, viable, circulable, la costumbre de pocos de moverse en bicicleta por esta ciudad, y dada la experiencia de este biciclista recién desbicicletado, quería hacerle unas preguntas, quería compartir vivencias y saberes del asfalto. Efectivamente, lo había visto pasar a menudo y lo necesitaba como aliado, como miembro del gremio. Quería tomar un café para hablar del tema, tanto por la falta de infraestructura como por una futura difusión y aumento de la población ciclista. Porque es bueno, es signo de población sana. Pero es que no invita, ciertamente, porque no todos los que, quizás, alguna vez se han planteado la posibilidad de trasladarse pedaleando, están dispuestos a hacerlo a riesgo de mezclarse en la circulación al mismo nivel que conductores de vehículos a motor. Según la normativa de la Unión Europea todos los centros públicos deben estar bien comunicados entre sí con su adecuado carril-bici. Es decir, traduciendo para esta Ponferrada europea en obras, que deberíamos poder ir desde el Ayuntamiento hasta el Teatro, de aquí a la biblioteca, luego al Museo de la Radio y después al Museo del Ferrocarril y desde éste subir hasta el de El Bierzo, de ahí a la Universidad, y luego darnos el gusto de la bajada hasta el Conservatorio sin hacerle trampas a las aceras, sin temer a un posible viandante a la vuelta de la esquina, sin esperar qué acecha al otro lado del autobús, sin hacer equilibrismo en cuarenta centímetros entre fila de coches y bordillo de la acera. Las Edades del Hombre, el Camino de Santiago, obras y obras y obras, peregrinos en bicicleta y sin camino. Sin normativa normal dentro de tanto proyecto. Dice Jorge: Una bicicleta más es un coche menos y un corazón más fuerte. Y te da el aire. Y haces ejercicio. Y hay gente, digo yo, que se animaría si tuviera un poco más de seguridad. Y subir una cuesta, cuesta. Pero bajarla, mola.