Diario de León
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JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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NO PUDE asistir a la inauguración en Bruselas de la muestra sobre veinte años de integración de España y Portugal en Europa. Recuerdo la nevada que nos recibió el primer día del año 1986 a los primeros representantes ibéricos, en contraste con la cálida acogida de toda la asamblea. Eran tiempos de euro optimismo, pudiendo resumirse los tiempos que ahora vivimos, en cuatro palabras: expansión moderada, incertidumbre elevada. Frente a ese «dulce declive» aquellos tiempos no estaban exentos de problemas y preocupaciones en España, con una inflación del 10% anual (hoy el 3%), una tasa del paro del 17% (hoy por debajo del 10%), un PIB en el 71% de la media comunitaria (hoy por encima del 90%) y una esperanza de vida de las más altas del mundo desarrollado, siendo el mérito especialmente de los de abajo, como siempre llevando el peso mayor cuando las cosas van bien o cuando pintan bastos. Algo tendrá que ver también la reforma de la PAC, la reforma y concentración de los fondos estructurales y otras batallas ganadas por el sur a finales de los años ochenta, con la ayuda inestimable del gran motor, Alemania, que comprendió que no íbamos a ser un lastre, sí un soplo de aire fresco y limpio para la Europa solidaria, abierta al mundo, e impulsores de la ciudadanía europea. Los retos de hoy no son más fáciles: la globalización económica y financiera, los cambios demográficos y medioambientales, los retos de la seguridad y la inmigración. España puede afrontarlos con garantía porque es un socio leal y respetado en Europa y en Latino América, por el esfuerzo realizado por los españoles y por camino que falta por recorrer. Basta señalar que aunque hemos incrementado el gasto social en más de diez puntos en veinte años, aún estamos por debajo del 70% de la media europea, aún peor en viviendas sociales y en prestaciones sociales. Del mismo modo que a pesar del esfuerzo en mejoras viales, estamos entre los cuatro primeros en número de muertos por accidentes de tráfico y seguimos emitiendo en 50% más de C02 que la medias europea. La política está para resolver estos problemas. Pero nuestros conciudadanos son realistas y pacientes, por eso casi el 65% de los españoles muestran hoy sentimientos de identificación con Europa. Son los herederos de aquellos euro optimistas que, recién salidos de un golpe de estado, miraron a Europa con esperanza, hace ahora veinte años.

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