Tradición y gente con un paladar exquisito

Las gaitas, las castañuelas, los bailes regionales de El Castro de Columbrianos, unidos a los charlas de los asistentes y los pinchos compartían protagonismo en la feria del vino en la céntrica plaza de Fernando Mirando. Los primeros asistentes degustaron los caldos bercianos que destacan por su calidad. «Los vinos destacan por su calidad suprema», afirmó ayer Maika González. Como cada año, la feria se convierte en lugar de encuentro para todos los bercianos y las personas que nos visitan durante estas últimas semanas de vacaciones. Junto a la exquisitez de los vinos, parte de su éxito se debe al precio razonable. Cuando los visitantes llegan a Fernando Mirando se dirigen a la caseta principal para comprar un ticket. El precio de cinco vinos jóvenes es de 4 euros. De un joven roble, 1 euro. Un crianza, 1.50 euros y degustar un reserva cuesta 2 euros. Las bodegas del Bierzo se han convertido en un referente a nivel nacional que poco a poco se equipará con el resto de vinos españoles. «Tienen igual o mejor calidad, sólo que están menos valorados y menos promocionados», sentenció Daniel Corral. A pesar de que la competividad de los vinos ha mejorado sustancialmente. Los asistentes a la feria destacaron la necesidad de aumentar la promoción en el resto del territorio nacional. Sin duda la feria del vino es mucho más que una degustación de caldos bercianos, ha pasado a ser una tradición en los hogares de la zona, una cita que congrega a familias enteras por su encanto y calidad. «Me parece un maravillosa y vengo todos los años y siempre que puedo», apostilló Fina Rosana.