Sabina, el compromiso hecho canción

Más de diez mil personas se rindieron ayer ante el indiscutible encanto del maestro Joaquín Sabina en el auditorio municipal de Ponferrada. Ataviados con bombines, sus miles de seguidores, de una inmensa variedad generacional, dieron una gran ovación al cantautor, que salió al escenario con traje gris, bombín y chapa de Elvis, El concierto, el encargado de abrir las Noches de La Encina, fue todo un reflejo de la identidad personal y musical que Sabina lleva paseando 27 años por los escenarios España y América, así como por las salas más íntimas de los lugares más recónditos del país. Con una imagen mucho más sosegada que la de sus años noctámbulos, Sabina salió al escenario convencido y dispuesto a convencer a un público entregado que, sencillamente, lo adora. Arrancó el show con «Aves de paso», un tema del disco «Yo, mi me, contigo», con guitarra en mano y una gran sonrisa. Y si algo quedó patente, además de su maestría, es que sus letras, cantadas por millones de personas a lo largo de los años, conservan la misma frescura que el día que salieron de su cabeza y se plasmaron en el papel, junto a una copa, bien seguro, y un cigarro de los que ahora ya no fuma. Aunque la gira que le ha traído a Ponferrada, «Carretera y top manta» lleva implícita la presentación de su último trabajo, «Alivio de luto», el concierto supuso un entrañable recorrido por todos sus discos, con temas de la talla de «Esta noche contigo», «Y sin embargo», «Calle Melancolía», «19 días y 500 noches» o «Princesa», que hicieron enloquecer a un auditorio que disfrutó al cien por cien. Cantando para la multitud, pero con el tono íntimo que proporciona su voz ronca tan imitada en parques de toda España, Sabina presentó a los ponferradinos su imagen madura y relajada. El éxito estaba garantizado desde hace días. Y es que a los fans de Sabina les «sobran los motivos» para acompañarle.