Diario de León

| Entrevista | Wenceslao Orallo |

«Lo que ha ocurrido en el PSOE es que se repite el pasteleo y reparto»

El dimisionario político se siente víctima del poder omnipresente en el partido de las «familias» de siempre, cree necesaria la renovación y ve en las primarias su cruz

Orallo dice que hay quien sigue frenando un «proceso de limpieza»

Orallo dice que hay quien sigue frenando un «proceso de limpieza»

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Manuel Félix - ponferrada
Ponferrada

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No llegó a los dos años en la secretaría local del PSOE de Ponferrada. Entró con ánimos de insuflar aire fresco al partido intentando conciliar los intereses de todas las familias, no hacer daño a nadie, y poco a poco renovar. No pudo. No le dejaron y ahora se va. Wenceslao Orallo, un reconocido profesional del mundo de la asesoría laboral e inmobiliaria de Ponferrada lo deja con ánimo y verbo tanto contenido, aún cuando el jefe en Castilla y León, Villalba, lo despachase casi con cajas destempladas. -¿Se encuentra desilusionado? -Lo estoy en el plano político con aquellos compañeros en los que creí que apostaban por un proceso de nominación de candidatos limpio, transparente y valiente, de acuerdo a los procedimientos impulsados por el órgano federal del partido y que llevaron a Zapatero a la secretaría general. En lo personal me encuentro tranquilo, y ello a pesar de lo que estoy leyendo y escuchando en los medios  informativos; es la sensación que me proporciona la convicción de haber tenido un comportamiento noble, desinteresado y respetuoso con lo que demandan los afiliados. -¿Se siente cabeza de turco del poder endémico de las «familias» del PSOE local? -He sido una cabeza consciente, ya desde el principio, de que iba a ser utilizado como tal; a pesar de lo cual y por lo dicho anteriormente, acepté el reto. Debo asumir las consecuencias. -¿Qué es lo que ha pasado? -En el PSOE de aquí no se ha querido abrir un más que necesario proceso de limpieza. Se repite la historia y en los últimos 14 años aquí sólo ha habido pasteleo, pacto y reparto. -¿Cree que ha soltado lastre y se ha quitado un peso de encima? -Sí, aunque es bastante triste tener que quitarse el lastre de esta manera. Siempre he creído que el cambio en las expectativas electorales del PSOE en Ponferrada pasaba por un cambio profundo en el partido, por una renovación. A mi modo de ver tal renovación sólo podía llegar merced a un proceso de primarias y por ello traté de impulsarlo. Si una decisión de los órganos regionales y provinciales del partido lo impide significa que no aprueban mi labor y lo lógico es que me vaya. -¿Pecó de ingenuo, teórico y utópico al frente del cargo? -Tal vez he sido ingenuo al pensar que se podía cambiar la situación de debilidad crónica que vive la Agrupación de Ponferrada: son demasiados los intereses personales de compañeras y compañeros que se nutren de esa debilidad y que un proceso de apertura e higiene podía frustrar. Más que teórico, lo que no he sido es "práctico": A cambio de "no hacer nada" o de "tragar sapos" se me hacían proposiciones para ayudarme a conseguir determinados cargos institucionales y que, en todo momento, desatendí. Utópico: Un proceso de elecciones primarias, tal y como lo determinan las normas del partido, no puede ni debe ser una utopía. Es un código aprobado en un congreso y que debe ser respetado; solo situaciones extraordinarias y justificadas de manera convincente deberían impedir a los militantes proponer sus propios candidatos. Mantuve desde el principio que, ante una falta de liderazgo claro del partido en Ponferrada, el único proceso de legitimación y de aceptación responsable de un resultado de primarias devolvería la credibilidad social e ilusión perdida. Esta reflexión valía como argumento para los miembros de la Comisión Ejecutiva Local cuando el portavoz municipal era Roberto Rodríguez; cuando este cargo cambió, ese mismo argumento dejó de ser válido para una buena parte de aquellos. -¿Se va de la junta local del PSOE con la chaqueta rota de puñaladas? -No me he sentido apuñalado; siento que la agrupación de Ponferrada está siendo dinamitada y nadie la socorre; y ello a pesar de que la base social de izquierda que aporta a los resultados electorales es enorme. -¿Algún jirón sí? -Alguno siempre queda, aunque los jirones se pueden coser. Sigo creyendo en la política en mi retirada definitiva.

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