Carencias
PENSABA yo el otro día, mientras tomaba café en la plaza de Fernando Miranda, qué cosas o mundos aún le faltan a la ciudad de Ponferrada. Qué avatares, qué prestigios, qué dotaciones, qué sueños. Y se ve que me dio por hacer esas cábalas al amparo de la Ponferradina, de esa gran asignatura pendiente que aprobamos todos este verano, también los que aborrecen el fútbol. Porque las ventajas alcanzarán a casi todos. De un modo o de otro. Bien, la Deportiva ya cumplió. Ahora el asunto consiste en mantenerse. Y no estoy yo muy seguro de que sea tan difícil mantenerse como llegar. Ese refrán siempre lo he escuchado con gran escepticismo. Porque creo que es tan difícil llegar como mantenerse. No digamos en el fútbol. Pero ahora vuelvo a las carencias. A lo que aún se echa de menos en Ponferrada. ¿Qué? Yo diría que hay mucho por hacer en lo cultural, aunque no debo olvidar que el desinterés ciudadano ahí es muy grande, estructural. Y no sólo en Ponferrada, claro. Da la impresión de que la telebasura es invencible, con su rastro de zafiedades y claudicaciones que luego se van introduciendo sigilosamente en el vivir de cada cual. Y es una gran pena porque sin trato con la cultura, con el arte, sin la apertura hacia esa ventana de irracionalidad y talento, de misterio y libertad, la vida humana es muy plana y previsible. Muy poco humana, dicho sea con todos los respetos. Y ahora me paso ahora a la parte especial, a concretar algo más, y con buen humor. De ahí que colija que a Ponferrada le falta un modisto famoso. Muchas ciudades del noroeste lo tienen (Orense por partida doble, o triple, Verín, A Coruña, etc.) pero se echa de menos un ponferradino célebre, con sus colecciones por la pasarela Cibeles y así. Un ponferradino vestido de negro, claro, porque todos los modistos visten como los curas, ¿se han fijado? Y algunos hasta hablan como místicos.¿Y qué más falta? Una orquesta sinfónica. Esto suena a cachondeo, pero hasta Soria tiene una, pequeña y amateur, cierto. Ponferrada tiene que poner en marcha una orquesta así, con los mimbres y experiencias del conservatorio. Y con más mimbres. ¿Y qué más se precisa? Muchas cosas: una facultad de letras en el campus del Plantío; un festival de teatro; un congreso sobre algún aspecto de la actualidad que implique, como poco, a todos los ciudadanos de Iberia... Y un mirarnos menos al ombligo de la literatura chacinera. Las carencias, sin duda, se decantan por lo cultural. Y es que una ciudad no es tal ciudad sin apostar, clara y valientemente, por la cultura. Cada día más.