Entre los muros «legales» y las fachadas comerciales

La guerra de los graffiti comenzó hace ya algunos años, pero a día de hoy, los que la sufren y los que la defienden aún no han llegado a un espacio común de entendimiento. Si bien una pequeña parte de la sociedad defiende la expresividad artística de las conocidas como «pintadas», otra parte mayor, sobre todo la relacionada con la actividad comercial, manifiesta su descontento asegurando «detestarlas». En un intento de establecer este lugar de entendimiento entre las diferentes actitudes ante una problemática que desde hace unos años se ha convertido en una realidad social, desde el Ayuntamiento de Ponferrada se establecieron ciertas zonas en las que se permitía a los graffiteros dar rienda suelta a sus dibujos con spray, como por ejemplo alguna calle situada en el barrio de los Judíos. Sin embargo, vale con mirar las calles de Ponferrada para ver que las pintadas ocupan buena parte de fachadas de establecimientos comerciales que en ningún momento han autorizado semejante uso. De ahí la indignación de los comerciantes, que ven cómo sus locales son manchados con sprays en ocasiones imposibles de limpiar que deterioran gravemente la imagen que ofrecen al público. Y de ahí también su exigencia de más sanciones y control municipal. Ya hubo un precedente, en que se sancionó a dos jóvenes polacos con más de 600 euros de multa. Pero sólo fue un caso, y los comerciantes piden muchos más.